El PSG le hace pagar muy caro al Chelsea su aparente conformismo
Los franceses, sin Ibrahimovic, expulsado a la media hora, lograron remontar por dos veces los goles de los de Mourinho, tanto para forzar la prórroga como para sellar su pase a los cuartos de final
El PSG dio la gran sorpresa de los octavos de final. Y sin Ibrahimovic, expulsado de manera muy poco comprensible cuando apenas se había cumplido la media hora de juego. Los franceses supieron luchar contra todos los elementos desfavorables e hicieron que el Chelsea de Mourinho pagara muy caro su aparente conformismo. Necesitaba poco y con eso parecía valerle. Al final, un Thiago Silva que pasó de héroe a villano en apenas unos minutos firmó su eliminación en la Champions, aunque hizo falta que hubiera una prórroga de por medio.
A los equipos de Jose Mourinho se les da de maravilla bordar el arte del contraataque. Lo suyo es el juego directo, nada de medias tintas. Que el PSG estuviera obligado a marcar tras el 1-1 en Francia le venía de perlas. De ahí que la expulsión de Ibrahimovic, del todo sorprendente, después de que el sueco incluso intentara esconder la pierna en su aparatoso choque con Oscar, fuera más un contratiempo que una maldición.
Sin su referente en punta, su autoproclamado líder, los franceses tenían que variar un poco sus planes y ceder la iniciativa al Chelsea, del todo incómodo con el balón en los pies. Con todo, el PSG no renunciaba a dar la sorpresa. En absoluto. Verratti, sin duda el mejor sobre el césped, se encargó bien de demostrarlo. De sus botas nació la mejor opción de los franceses, tras regatear con elegancia en el centro del campo y enviarle un gran pase a un Cavani que, tras librarse de Courtois, estrelló el balón en el palo.
Al Chelsea no le venía bien dominar el partido. No es lo que constaba en el guión que había estudiado, que se había aprendido casi al dedillo. El PSG se defendía bien y amenazaba con matarlo a la contra. Curioso. Ésas son sus mejores armas. A menos de diez minutos para el final, Cahill marcaba un tanto en apariencia definitivo. En apariencia, sólo. Cinco minutos después, a cuatro de la conclusión del tiempo reglamentario, David Luiz traicionaba a su ex equipo con el gol del empate.
Tocaba volver a empezar. El PSG, con uno menos, estaba llamado a acusar el desgaste. Eso, y un penalti por mano de Thiago Silva, perfectamente transformado por Hazard en los albores de la prórroga, amenazaba con acabar con los sueños de los franceses. Pero el fútbol es caprichoso. El propio Thiago Silva acabó marcando el gol del empate. Y con él, firmó el pase de su equipo a cuartos. Justicia poética.