Sandro Rosell y Jaume Roures: lo que no se cuenta del caso de los espionajes

El último capítulo de una lucha con episodios muy oscuros

Más madera. Sandro Rosell está siendo fustigado hasta más no poder. A los problemas judiciales que lo mantiene en prisión preventiva desde hace año, se suma ahora un nuevo frente que amenaza con echar más leña al fuego.

El que fuera presidente del Barça tiene un nuevo lío sobre la mesa. Jaume Roures, presidente de Mediapro, acusaba en 2016 al entonces máximo mandatario azulgrana de haber realizado un “espionaje sistemático, deliberado y organizado” contra su persona, según explicó a los medios el mismo Roures.

El capo de Mediapro acusó Robert Cama, informático empleado de Roures que terminaría en el Barça, de filtrar sus emails personales a Sandro Rosell y Joan Carles Raventós, hombre de confianza de Sandro.

Una inculpación que terminaría en querella contra los tres señalados, Bonus Sport Marketing, Socktel Servicios Informáticos y el FC Barcelona.

Sandro, que fue llamado a declarar a los juzgados, negó los hechos asegurando, como recoge Mundo Deportivo, que “Roures le chantajeó en diciembre de 2011 proponiendo renovar los derechos audiovisuales del FC Barcelona con Mediapro a cambio de no presentar la querella por espionaje. Rosell declinó entonces el ofrecimiento de Roures y cinco años más tarde este presentó la querella”.

Ahora, y con Sandro debilitado en prisión, se ha hecho público un informe policial que dice acreditar el espionaje de en torno a 14.000 emails de Roures. Una filtración a la que acompaña una mayor.

Jaume Roures habría aprovechado la difícil situación económica por la que atraviesan Sandro y los suyos para que el que fuera presidente del Barça confesara su implicación en el asunto a cambio de una importante cantidad de dinero, según informa el citado medio.

Ofrecimiento que habría sido rechazado de inmediato por un Sandro Rosell que mantiene su inocencia.

Sin ir más lejos, en la entrevista para El Mundo del pasado día 17 de julio, se le pregunta si espió a Roures. Y Rosell responde con una rotundidad absoluta: “No. Nunca he espiado a nadie”.