Zidane corta cinco cabezas en otra debacle en Cornellá (y una va a ser un incendio bestial)
Pésimo encuentro del Real Madrid ante un Espanyol que fue mejor, y que encontró premio en el 92' con un golazo de Gerard Moreno. Los blancos volvieron a su peor versión de la Liga.
Espejismo. En esa palabra puede resumirse la ligera remontada, al menos en cuanto a juego, goles e imagen, que el Real Madrid había experimentado en las últimas fechas del campeonato de Liga. Los blancos sucumbieron en Cornellá ante un Espanyol que fue mejor, buscó más la victoria, y encontró su premio en el descuento, cuando el choque agonizaba, gracias a un precioso tanto de Gerard Moreno. Antes, los blanquiazules habían dispuesto de varias ocasiones claras para adelantarse en el marcador, e incluso el árbitro les anuló un gol legal. Suspenso generalizado en un Real Madrid con rotaciones, que una vez más, demostró que la Liga le aburre, y que varios de los suplentes no están dando el nivel mínimo necesario como para mantenerse en el equipo. La alineación y los cambios de Zidane darán que hablar, especialmente uno.
20 goles habían marcado los blancos en sus últimos seis partidos oficiales, 32 en los últimos diez... y volvió a quedarse a cero, justo contra un rival al que había ganado en sus últimos ocho duelos. Y en un día en el que Zizou puso de titulares a dos de los futbolistas que más reclamaba buena parte del entorno, precisamente por su implicación en tiempos revueltos: Asensio y Lucas Vázquez. Tras la exhibición de la BBC frente al Alavés, inesperada, porque no se esperaba, el técnico francés quiso tener un gesto con dos de los jugadores que más han contribuido a sacar al Madrid de la mala situación respecto a la clasificación en la que se encontraba a principios de año. El resultado fue paupérrimo. De más a menos, y partiendo de forma sólo regular, el Real volvió a clavar la misma fórmula patética con la que ha perdido ya tantos puntos esta temporada: Cierto entusiasmo inicial, con un control razonable de la situación pero sin pegada aparente, para ir cediendo terreno después, y terminar cayendo en el aburrimiento por incapacidad propia, y... según el rival, perdiendo el partido.
Eso es justo lo que sucedió este martes en Cornellá, con un par de detalles que darán mucho que hablar estos días. El primero, que las rotaciones de Zidane han vuelto a dejar a varios futbolistas muy señalados. Carvajal descansó y dejó su sitio a Achraf, que completó otro partido muy alejado de la imagen tan ilusionante que daba al principio de la temporada. Se ha hundido el marroquí. Y en la izquierda, el entrenador se cargó a Theo, una vez más señalado, al no salir esta vez sustituyendo a Marcelo, que sigue de baja. En el medio, Zizou dio entrada a Llorente como elemento novedoso en una medular junto a Kovacic e Isco, y una vez más, el canterano demostró que, quizás, una nave mayor que la del Alavés le viene todavía grande. Tampoco es que el nivel general le ayudase. En cuanto a Lucas y Asensio, el partido hace daño, sobre todo, al balear, que volvió a su versión más apagada y poco determinante.
Sin embargo, el mayor debate lo generará Isco. El malagueño no había calentado un sólo minuto ante el Alavés, en uno de los partidos en los que mejor funcionó el ataque del Real Madrid de los últimos meses, con la BBC al mando. Son ya muchos los encuentros en los que las ausencias del andaluz, un hombre cuyo fuerte es la circulación, el toque, la pausa y la imaginación, coinciden con una versión más agresiva, directa, concisa y demoledora del equipo, justo a la inversa respecto al año pasado. Y ante el Espanyol, Isco completó un encuentro para olvidar, y acabó siendo el primer cambio de Zidane en el minuto 68. Ni siquiera se saludaron, técnico y jugador, al producirse la sustitución. Se nota que no está. Y más le vale espabilar, ya que él más que nadie sabe lo que sucede cuando uno no da el nivel en el Real Madrid.