La 'guerra civil' en el vestuario de Chile tras el fiasco del Mundial se cobra una primera víctima

Se veía venir. Aun cuando la época era la de mayores éxitos, las cosas nunca fueron fáciles en el vestuario de Chile. Una caseta llena de estrellas y de líos fuera del terreno de juego, y en algunas ocasiones bajo el manto de rumores que siempre hablaron de mal rollo entre algunas de esas estrellas, que sólo se soportaban por el bien del grupo y porque se sabía que con todos los pesos pesados al frente, Chile era y es uno de los combinados más competitivos y difíciles de tumbar del mundo.

 

Ahora, después de varios resultados inesperados que culminaron con un 3-0 en contra en Brasil que ha hecho que la campeona de las dos últimas ediciones de la Copa América ni siquiera esté en el Mundial de Rusia, todo ha saltado por los aires. El primer síntoma de ruptura total en el vestuario lo provocaron los familiares de Claudio Bravo. La mujer del portero de Chile dejó un mensaje en su cuenta de Instagram en el que directamente acusaba a algunos compañeros del guardameta del Manchester City de acudir borrachos a los entrenamientos.

 

 

Las respuestas no se han hecho esperar. El diario chileno Mercurio reproduce las supuestas palabras de un miembro de la Selección, que no se identifica pero que critica duramente esta actitud por parte del entorno del capitán del equipo: "Él no era un santo y su familia sale dando cátedras de ética, lo que no es aceptable. Las cosas de la interna son de la interna, lo demás es una traición", rezan las declaraciones.

 

Por otro lado, Arturo Vidal ha sido otro de los que ha echado leña al fuego con palabras duras: "Mientras ustedes hablan y hablan, yo sigo trabajando como siempre. Para seguir mejorando y llevar mi carrera a lo más alto". Ya hace algunos días, Gary Medel negó cualquier caso de indisciplina en el vestuario de Chile. No obstante, parece que este episodio provocará una inevitable revolución generacional en el combinado nacional.