Khedira confiesa que acabó quemado. Otra víctima del cortoplacismo blanco

El centrocampista alemán asegura que no se fue del club blanco por dinero

Días después de haberse consumado de forma oficial su fichaje por la Juventus de Turín, el alemán Sami Khedira ha querido aclarar algunas de las cosas que se han dicho de él en los últimos meses, en los que apenas tuvo participación con el Real Madrid. El mediocentro germano asegura que, al contrario de lo que numerosos aficionados piensan, su abandono del equipo no se ha debido al dinero y puso énfasis en una cuestión que arroja una reflexión más importante de lo que parece.

 

Lo pudimos leer el pasado fin de semana: "El Real Madrid me presentó un contrato gigantesco y con el que eventualmente habría podido ganar incluso más. Mi decisión de dejar el Real Madrid no fue por una cuestión de dinero", afirma el jugador, que achacó su caída en la entidad merengue por el desgaste que ésta provoca en la figura del futbolista.

 

"En un momento dado le dije a mi asesor Jörg Neubauer, que por cierto es el mayor fan del Real Madrid, que quería cambiar. Estaba cansado, porque al final fue extremadamente agotador. Sin embargo, tengo que decir que fueron en conjunto cinco años fantásticos", explica.

 

Khedira, uno de los hombres fuertes con José Mourinho, siempre fue también elegido por Carlo Ancelotti cuando la necesidad lo requería y estuvo disponible. Sin embargo, de sus palabras se desprende una sensación de jugador 'quemado' por la sobreexposición de un club que, de un tiempo a esta parte, en los últimos veinte años, ha conseguido ser el primero sin discusión en cuanto a imagen y repercusión mediática, no sólo sobre el césped, algo que Khedira argumenta a continuación.

 

"El club tiene una imagen hacia el exterior que apenas se puede describir con palabras. El Real Madrid es un imán. Da igual dónde estés con este club, siempre habrá miles de personas". "Lo experimenté por mí mismo. Cuando busqué destinos para pasar unas vacaciones, siempre lo hice pensando en un lugar muy lejano. Sin embargo, daba igual en qué remota esquina del mundo estuviera, la gente siempre me reconocía".

 

¿Son todas las personas capaces de soportar algo así? Está claro que no. Sin excusar a un Khedira cuyo compromiso con el equipo dejó de ser el adecuado muchos meses antes de acabar la temporada, lo que está claro es que ese alzamiento del club como gigante comercial resta intimidad y espacio a los propios protagonistas que, como el entrenador, son cada vez más prescindibles y se sustituyen como piezas del motor de un Fórmula Uno que siempre necesita estar como nuevo para seguir rindiendo a su nivel.

 

El problema es que esta regeneración constante y el cortoplacismo instalado en el Real Madrid desde hace tiempo, el mismo que destruye entrenadores como se deshoja una flor, empieza a contagiar también a los futbolistas. Algo que el protagonista de esta historia, sin embargo, entiende. "Esta obligación de tener que ganar todo a toda costa es algo que nunca había experimentado de esta manera". Algo sublime para un deportista, pero difícil de aguantar por mucho tiempo.