El Betis destapa las miserias de Zidane: el 'zasca' más bestia al técnico francés

La derrota del Real Madrid llegó tras un descontrol absoluto en los últimos minutos de partido.

La victoria del Betis en el Santiago Bernabéu, con un gol de Sanabria en el minuto 94 de encuentro, fue un verdadero espejo de lo que sucedía la temporada pasada con la 'estrella' de Zinedine Zidane, pero justo al revés. Por tercera vez esta temporada, al Real Madrid se le fue atragantando el partido con el paso de los minutos. Los encuentros en casa se le hacen eternos al equipo blanco, especialmente si no logra decantarlos de primeras. La diferencia fue que, en esta ocasión, no hubo gol salvador en los instantes finales (de hecho, lo hubo pero en contra), o suerte con los cambios de Zidane. Todo salió a la inversa.

 

Con un Cristiano Ronaldo excesivamente fallón, un centro del campo intermitente y bien estudiado por el Betis, y con muchos jugadores lejos de su mejor nivel (Carvajal, Bale...), el Madrid encadenaba ratos de un sinfín de llegadas al área con escaso éxito, con periodos de dominio verdiblanco. Como decimos, el paso de los minutos fue desquiciando a los futbolistas y al público, que veían que era imposible superar a Adán e iban vislumbrando un nuevo pinchazo.

 

 

Y esta vez, así como muchas otras fue al contrario, Zidane no ayudó nada con las sustituciones. El técnico francés metió a Lucas Vázquez, Asensio y Mayoral, dos jugadores jóvenes y de ataque, pero decidió introducirlos sacrificando, además de a Marcelo por obligación (se lesionó) a Modric e Isco, los dos futbolistas más potables del medio campo. El resultado fue que el Real perdió por completo la medular y se transformó en un equipo completamente partido en dos, con cinco delanteros -Cristiano, Bale, Mayoral, Asensio y Lucas Vázquez- dos centrocampistas - Kroos y Casemiro- y tres defensores. Fue a partir de entonces cuando el Betis se creció y decidió ir a buscar la victoria.

 

La debacle organizativa se ilustró perfectamente en el minuto 72, cuando Mayoral ingresó al terreno de juego al mismo tiempo que Lucas, pero sin que nadie saliera del campo. Por unos segundos, hubo doce jugadores del Real Madrid sobre el césped preguntándose quién salía. El descontrol táctico posterior fue evidente cuando el propio extremo gallego acudía a hablar con Zidane para aclarar posiciones en mitad del partido. Todo un error (y grave) por parte del entrenador, de los que no suele mostrar. Sus decisiones, además, no fueron para nada efectivas. El Madrid se ahogó en un sinfín de centros sin sentido al área, al tiempo que sufría en inferioridad táctica y numérica en cada contragolpe del Betis. Que marcasen los andaluces parecía cuestión de tiempo... y llegó en el 94.