El 'chivatazo' sobre Cristiano Ronaldo que sale del vestuario del Real Madrid ("es otra persona")

El portugués enfila el tramo final de la temporada instalado en su mejor forma y tras un curso muy discreto.

Cristiano Ronaldo volvió a aparecer. Con dos goles, uno de ellos tremendamente complicado de marcar y en el momento en el que más apuros pasaba el Real Madrid, el portugués fue otra vez clave en un partido crucial este curso, ante el Sevilla para despedirse del Bernabéu por esta temporada. Otra demostración de que ha llegado a este tramo final del curso completamente enchufado, en su mejor forma física y mental, algo que casi no había ocurrido desde que viste la camiseta del equipo blanco.

 

 

Acostumbrados como estábamos a ver un Cristiano fundido allá por los meses de abril y mayo, producto de las bestialidades realizadas temporada tras temporada desde el inicio, era frecuente no encontrar argumentos para no defender que muchas veces el luso 'no estaba' cuando su equipo le necesitaba en los finales de campaña, en algunos partidos clave. Todo eso se ha borrado este año, en el que tras haber visto cómo ha realizado seguramente su peor curso en sus inicios, ha ido remontando hasta ser el delantero voraz que todos conocemos justo cuando se juega uno las habichuelas.

 

De eso tiene gran culpa el nuevo preparador físico del Real Madrid, traído a dedo por Zinedine Zidane el pasado verano: Antonio Pintus. Tiene a la plantilla casi en su mejor forma justo en mayo. Pero también tiene culpa el propio Ronaldo. Y es que, conjuntamente con su bajón goleador esta temporada (porque lo ha tenido, eso es incontestable), hemos asistido a una transformación futbolística del luso que, superada ya con creces la treintena, está sabiendo reinventarse para mantenerse competitivo e imprescindible en este Real Madrid solidario del técnico francés.

 

 

Porque eso es justo lo que empezamos a ver en Cristiano. No sólo un delantero centro más de área, un nueve goleador más que un extremo veloz y potente que corría metros, marcaba y desequilibraba. También se está convirtiendo este Ronaldo en un jugador más de equipo. Al que no le puede el ansia ni se pone nervioso, ni tampoco se enfada si un día no marca uno o dos goles, o si no le salen las cosas. Un Cristiano que ante el Sevilla anotó, sí, pero que también corrió para defender, recuperó balones, aguantó esféricos de espaldas... y se alegró de cosas que en otro momento jamás habríamos imaginado: de un gol de Nacho de falta, de una falta que era para él y que el canterano le quitó, literamente; de la progresión de Marco Asensio, del buen momento del colectivo...

 

Es como si Zidane también le hubiese logrado inculcar al futbolista más egoísta de la historia (en el buen sentido) ese espíritu de equipo que está siendo la clave del éxito esta temporada. Ese ambiente en el que rote quien rote todos están contentos y entienden que sumar para el colectivo hará que todos se beneficien en sí mismos en el plano individual. Aunque el galo haya sentado a CR7 en más partidos que nunca este curso y le haya hecho descansar como nadie había conseguido antes. Da igual, Cristiano es otro. Es más jugador de equipo. Y en el vestuario se alegran, y lo saben.

 

"Con Cristiano me llevo muy bien desde el principio. Le estoy agradecido por la forma en la que me trata y en el campo es fácil entenderse con él". Son palabras de Asensio en zona mixta, tras el 4-1 al Sevilla. La reflexión escenifica muy bien lo que se vive dentro del vestuario con el '7'. Otro jugador, que ha entendido que a partir de ahora será más fácil sobrevivir apoyándose en el resto. Otro acierto en la sombra de Zidane, otro éxito que será muchísimo más importante de lo que la gente piensa. Y la clave para seguir plantándole cara a Leo Messi en las próximas temporadas.