¿Se quieren? ¿No se quieren? Luis Enrique-Messi, una relación de culebrón

El 11 de enero pidieron los papeles del divorcio y, después de muchas victorias, en el Allianz Arena se fundieron en un abrazo que fue mucho más que un abrazo.

Después de la derrota en Anoeta el 11 enero el FC Barcelona parecía sumido en uno de esos movimientos sísmicos internos que históricamente le han convertido en el club más convulso del planeta. Se anunciaba un nuevo divorcio sonado en la historia del club. Luis Enrique y Leo Messi se las tuvieron en un entrenamiento, tal y como luego confirmó Jérémy Mathieu, y parecía que estábamos ante un nuevo caso Cruyff-Weisweiller: o él o yo. Y afloraron las especulaciones y versiones de lo más pintoresco sobre la situación. Unos aseguraban que Messi se iría del Barça, otros que el que marcharía sería Luis Enrique. La paz parecía imposible y la ruina del Barça garantizada con el entrenador y su principal estrella enfrentados.

 

Pero ha llovido mucho desde el 11 de enero. En ese tiempo el Barça ha ganado mucho y Luis Enrique y Messi ha hablado poco. Lo han hecho en los entrenamientos y en los partidos. No han entrado nunca al trapo y se han limitado a unir fuerzas para llevar al Barça a lo más alto a final de temporada. Entre la directiva se ha extendido la opinión de que "si están peleados, por muchos años si los resultados y el juego son estos". Pero lo cierto es que no existe tal divorcio. Tuvieron sus discrepancias y se las dijeron a la cara. Y a Messi le gusta que le vayan de cara. Es imposible que el Barça haya podido realizar una campaña tan esperanzadora sin armonía en el vestuario y sin sintonía entre el técnico y sus jugadores, especialmente con su máxima estrella.

 

Las posturas se han ido acercando poco a poco. Tras el Barça-Bayern en el Camp Nou Luis Enrique rompió sus normas y vivió un momento emotivo en su vestuario. Abrazó uno por uno a sus jugadores. Y cuentan los que lo vivieron de cerca el intenso momento que el abrazo con Messi fue especialmente emotivo, en las dos direcciones. La situación volvió a repetirse en Múnich, cuando Pep Guardiola abandonó el vestuario del FC Barcelona en el Allianz Arena. Luis Enrique y Messi se han encontrado y de esta unión feliz está naciendo un Barça tan exitoso que amenaza con igualar o superar los registros del mejor Barça de la historia, el de Guardiola. Están en camino.

 

Ya nadie habla de que Leo Messi se quiere ir harto de Luis Enrique. Y cada vez son menos los que esperan que Luis Enrique "raje" o anuncie alguna decisión trascendente en la rueda de prensa que ha programado para el final de temporada. El Camp Nou ha dictado sentencia repartiendo sus gritos de apoyo por igual a Leo Messi y Luis Enrique. Los quieren a los dos. Y lo que empezó siendo un matrimonio de conveniencia puede acabar en un arrebato de amor pasional entre ambos.