Morata quiebra el sueño de estar en Berlin para el Real Madrid
Un gol del delantero español fue suficiente para anular el tanto de penalti de Cristiano. El Madrid fue de más a menos y acabó desquiciado
Las profecías siguen cumpliéndose. No habrá vencedor doble de la Champions porque el Real Madrid no alcanzó la final como vigente campeón, y tampoco habrá final española con clásico incluido ante el Barcelona. El equipo blanco desaprovechó una oportunidad histórica no pasando del empate en casa ante un rival al que todos tachamos como inferior y que siempre o casi siempre tuvo un punto más de cabeza y de intensidad en la eliminatoria. Confiado con el tanto inicial de penalti de Cristiano Ronaldo, el equipo merengue fue desconectándose del encuentro hasta que Morata empató en una jugada aislada. Sólo entonces llegó el arreón de los de Ancelotti, que lo intentaron con corazón pero sin ideas. La Juventus jugará la final el próximo 6 de junio en Berlín contra el Barça.
Una vez más, el propio transcurso de los acontecimientos habló por sí sólo y casi obliga a callar a los que intentamos contarles lo que sucedió. El madridismo se concentró más de dos horas antes del encuentro en los aledaños del Bernabéu. Hubo cánticos, humo rojo y calor ambiental. Luego le llegó el turno al Santiago Bernabéu, excitado al límite como en las mejores noches, esas en las que el tiempo se para y no importan ni declaraciones polémicas ni debates divisorios. Tampoco la trayectoria del equipo.
En este sentido, ya adivinarán que el Real Madrid intentó ser solidario y aplicado. En ataque y en defensa, pese a que la Juventus no se amedrantó al inicio (era de esperar). Pedirle a un equipo italiano que se empequeñezca ante los grandes retos es como pedirle a un niño que no salte de alegría al recibir un buen regalo. Da igual si es rubio o moreno, alto o feo. Al Madrid le costó entrar en el encuentro aunque Gareth Bale remató de cabeza un centro de Marcelo a los 39 segundos. Durante muchas fases del primer tiempo tuvo menos el balón que la Juventus, dirigida al son pausado y algo escaso de Pirlo y con los arrebatos físicos de Vidal y Pogba, más el primero por las molestias que arrastra el coloso francés.
Sin embargo, al campeón del Calcio le volvía a faltar pegada. Esa que tiene y tendrá siempre el Madrid por muchas rodillas maltrechas que gaste. Con Benzema sobre el césped el equipo sabe buscar mejor los espacios y despistar más a las defensas rivales. Eso es lo que hizo el ariete galo, con un nuevo repertorio de juego que los italianos nunca supieron leer. En el 5' bailó a Lichsteiner y remató fuera por poco y en el 18' quiso regalarle el primero a Cristiano, pero el portugués se pasó de frenada. Para entonces, la Juventus había atrasado sus líneas. Justo en el momento en el que James apareció por el área y fue zancadilleado por Chiellini. Cristiano aprovechó el penalti, éste sí.
Los minutos que siguieron fueron mucho más importantes de lo que pueda parecer. Benzema e Isco perdonaron un contraataque de libro y poco después, el galo remató a las manos de Buffon un claro remate de cabeza. Empezaba el carrusel de ocasiones enviadas al limbo. Para colmo, los futbolistas blancos empezaban a acusar los problemas físicos producto del cansancio, el calor y la temporada y el malagueño y James veían dos amarillas absurdas. Pequeños contratiempos muy peligrosos si ocurría alguna desgracia.
Y ocurrió. El Madrid salió confiado en sus músculos y la aparente falta de pegada de la Juve en la segunda parte, en la que incluso se tomó la libertad de hacer esperar a los italianos sobre el césped. Demasiado pasotismo. Cedió el balón y el terreno y empezó a conceder miguitas de pan, posesiones, faltas laterales, saques de esquina. Hasta que en una falta sin necesidad cometida por Sergio Ramos, el enésimo balón de Pirlo a la olla produjo un rechace de Casillas. El segundo balón colgado fue peinado en el segundo palo y le cayó a Morata, que fusiló a su ex compañero sólo en el punto de penalti. Helada en forma de empate en una noche con demasiado calor para activarse de nuevo.
El Madrid ya no volvió después del mazazo. Podríamos decir que sí, que hubo llamadas a la grada para levantar el partido y esfuerzo físico, incluso épica. Pero no era la noche. James e Isco se perdieron en la inmediatez y Bale asumió el rol de agujero negro, pese a que tuvo una actitud irreprochable. Tres cabezazos suyos al limbo pudieron suponer el 2-1.
Una falta de saque entre Casillas y Marcelo escenificó el pánico escénico para el equipo de casa, que era consciente de que el partido se le iba. Para entonces era ya la última jugada del descuento. Antes, Ancelotti había dado entrada a Chicharito en lugar de Benzema, un cambio por el que tratarán de quemarle en la hoguera, como por cualquier cosa que hubiera decidido con el resultado final. Si algunos piden más cambios, deben recordar el banquillo que tiene a día de hoy el Real Madrid, sin Santillanas ni Solaris de turno.
Se acabó. La Champions, casi la Liga, incluso la temporada. Es hora de valorar muchas cosas y empezar a tomar decisiones. Ahora empieza el baile de reproches, rumores y confidenciales. Prepárense para un largo verano. Pero antes, recuerden lo que pasó en los últimos doce meses. Quizá eso les haga dormir mejor.
Video: Real Madrid 1 - Juventus 1