La pesadilla (blanca) que no deja a Keylor Navas dormir por las noches
Es la semana más dura para el portero costarricense desde aquel esperpéntico 31 de agosto de 2015.
Keylor Navas está sufriendo. El portero del Real Madrid descansará esta noche, en el duelo de ida de cuartos de final de la Copa del Rey que enfrentará al equipo blanco con el Celta en el Bernabéu, ya que el torneo del KO pertenece a Kiko Casilla por voluntad de Zinedine Zidane. Un Zidane que ayer miércoles defendió a capa y espada al ‘tico’ en su peor momento desde aquel fatídico 31-A de 2015, en el que llegó a superar una revisión médica con vistas a irse al Manchester United a la fuerza y después se quedó, constatando que el Madrid le había tenido como segundo plato de David de Gea.
Parecía que todo aquello estaba superado y también que le había servido como acicate a Navas, un futbolista metódico, serio, responsable y religioso como pocos, que de rebote se convirtió en uno de los hombres más queridos por el madridismo gracias al ‘feo’, público y notorio, del club hacia él. Pero es que encima le salía todo. Su temporada 2015-2016 fue de ensueño, con un final feliz en Milán levantando la Undécima Copa de Europa, algo impensable para cualquier jugador costarricense hasta la fecha en la historia del fútbol del país centroamericano.
Pero después de la temporada pasada, todo ha empezado a torcerse. La lesión que le obligó a operarse tras la campaña con el Madrid le tuvo todo el verano parado. Se perdió la Copa América Centenario y empezó tarde a jugar con los blancos. Desde entonces, casi todo el mundo, sea fiel admirador suyo o simplemente madridista, coincide en que no está igual que antes. Algo totalmente justificable debido a la falta de pretemporada pero que empieza a ser perjudicial para el arquero en este inicio de 2017, que da paso a los meses decisivos del curso.
Navas lo sabe, como también sabe que siempre ha necesitado estar al 150 por ciento de facultades para ser titular en un club como el Real Madrid. Es un gran portero pero estando al máximo, y no cuenta con ese ADN Galáctico que le hace tener una imagen de divo de la que sí gozan tanto la inmensa mayoría de estrellas de la plantilla como otros porteros que el Madrid tanteó en su día para cubrir la ausencia de Iker Casillas, fundamentalmente Courtois y el propio De Gea. Por eso no ha podido conciliar bien el sueño en las últimas noches, después de su fallo garrafal ante el Sevilla en el gol que le dio el triunfo a los hispalenses, obra de Jovetic.
Ese balón volando y esa mala colocación inexplicable le obsesionan, tal y como cuentan los compañeros de la cadena COPE, porque es la primera vez que queda expuesto de tal forma y tiene la certeza de que ese tipo de acciones son su billete de salida del equipo casi asegurado. La coartada perfecta para que el Madrid, alegando que ya no es quien fue, pueda pujar por algún portero estrella que venda más camisetas y concentre más expectación que él… y que no le envidie ni lo más mínimo en cuanto a facultades, las cosas como son. Ese es su gran temor, que por supuesto está dispuesto a vencer con trabajo y para conciliar plenamente el sueño de nuevo.