El crack del Barça que no celebró la victoria en San Mamés

Los tres puntos dejan los primeros problemas internos

Fondo de armario. Luis Enrique construyó el Barça del presente curso en torno a una máxima que empieza a dar quebradores de cabeza al técnico. Con un banquillo que terminó siendo el hazmerreír del Europa el pasado curso, el asturiano apuntó a Robert Fernández, director deportivo de la entidad, la necesidad de construir el equipo desde los reservas. ¿El problema? Algunos de los teóricos suplentes van camino de comer el pan a los titulares.

 

Mascherano anda con la mosca detrás de la oreja. Después de mejorar su contrato con el Barcelona solventando el problema económico –el argentino se llevó un berrinche enorme cuando comprobó que el club se olvidaba de él en la ronda de mejoras-, el defensa ve como Umtiti le está pasando la mano por la cara.

 

Dos partidos de Liga y agua. El central francés, teórico suplente de ‘Masche’ en la posición, ha convencido a Luis Enrique hasta el punto de dejar al argentino en el banquillo. Una realidad que tiene al equipo con ojos como platos.

 

Mascherano ha pasado de ser un intocable a comparsa. El rol secundario que ‘Lucho’ ha reservado hasta el momento al jugador no apunta a cambios: Umtiti se ha hecho con la plaza en la defensa y en el medio campo, posición natural de Javier, hay overbooking y opciones que pasan claramente por delante del sudamericano.

 

Una tensión en aumento que se dejó ver en el propio San Mamés con caras largas del señalado que encaró el túnel de vestuario como si el Barcelona hubiera encajado una goleada. Continuará.