La última lección táctica de Guadiola: así barrió al Oporto en la pizarra

El técnico del Bayern preparó una serie de sorpresas imprevisibles que dejaron prácticamente desarmado al equipo portugués antes incluso de empezar el partido

Es un enamorado del fútbol. Se pasa horas y horas viendo partidos, analizando, buscando nuevas formas de sorprender al rival. Y en el caso del Oporto, vaya si lo hizo. El Bayern de Múnich de Pep Guardiola, el mismo equipo que había perdido prácticamente una semana antes en Portugal por 3-1 y que parecía tener pie y medio fuera de la Champions barrió del terreno de juego al conjunto de Julen Lopetegui. Todo empezó en la pizarra. Las sorpresas que preparó el técnico del conjunto bávaro funcionaron. A la perfección.

 

Para ganar, a veces hay que ser imprevisible. Hacer lo inesperado. En su etapa en el Barcelona, Guardiola ya apostó por poner a Leo Messi como falso nueve y eso resultó del todo demoledor en uno de sus triunfos más recordados ante el Real Madrid, un contundente 2-6 del que están a punto de cumplirse seis años. Encontró el puesto ideal para que el argentino hiciera daño a los rivales. Ante el Oporto, buscó sorpresas parecidas. En primer lugar, apostó por cargar el juego en ataque, con cuatro futbolistas. Por detrás quedaban tres centrocampistas y tres defensores, de los cuales sólo dos eran defensas puros. Había mucho a ganar y poco que perder.

 

Además, aprovechó la lecció de la ida y prácticamente provocó que Jackson Martínez siguiera presionando a Xabi Alonso, situado entre los centrales, pero cerca de la medular, para dejar completamente libre a Thiago, quien le hizo todo un destrozo al Oporto con su visión de juego y su aportación en tareas ofensivas. Incluso Philip Lahm, el zaguero al que él mismo reconvirtió en centrocampista, actuó como un atacante más. Bernat y Rafinha también avanzaron su posición de partida, situándose prácticamente en el centro del campo.

 

Fue clave también que los defensas no perdieran la concentración. De ahí que Guardiola no se cansara de hablar una y otra vez con Boateng para darle las pertinentes consignas. Todo salió a las mil maravillas y la primera parte fue de ensueño para los locales y toda una pesadilla para el Oporto, que se marchó al descanso encajando cinco goles. Al Bayern casi le sobró medio partido para culminar una remontada épica. Iniciada, en este caso, desde la pizarra de Guardiola.