Las consecuencias del lío que ha montado el Barça en el vestuario

Luis Enrique se pone serio y ha lanzado un aviso serio al club sobre los descartes.

A Luis Enrique no le hizo ninguna gracia encontrarse en el primer entrenamiento de la temporada con Martín Montoya y Christian Tello, dos jugadores que estaban cedidos al Betis y Fiorentina respectivamente y con los que el técnico asturiano no cuenta para nada.
 
 
Tello y Montoya, convenientemente asesorados por el sindicato de futbolistas españoles, se personaron en el entrenamiento de ayer pese a que no estaban citados hasta el 8 de agosto. De esta manera Luis Enrique pretendía que los gestores del club en la dirección deportiva tuvieran tiempo para colocarles lejos del Camp Nou. Y los futbolistas entendieron que están obligados a mantener un estado físico impecable para estar disponibles para cualquier club que se interese por ellos.
 

Tello y Montoya, convenientemente asesorados por el sindicato de futbolistas españoles, se personaron en el entrenamiento de ayer pese a que no estaban citados hasta el 8 de agosto. De esta manera Luis Enrique pretendía que los gestores del club en la dirección deportiva tuvieran tiempo para colocarles lejos del Camp Nou. Y los futbolistas entendieron que están obligados a mantener un estado físico impecable para estar disponibles para cualquier club que se interese por ellos.

 

Lo cierto es que Luis Enrique avisó de que no quería verlos entrenar con el Barça y tuvo que tragar en la primera sesión de la temporada. El técnico no ha tenido más remedio que aceptar la "imposición" del club, pero ha avisado de que no se subirán al avión que trasladará al Barça a Gran Bretaña para realizar allí un mini stage mientras se cumplen los trámites de partidos amistosos de pretemporada.

 

 

La tensión en la plantilla es evidente por la situación de Tello y Montoya, dos jugadores muy queridos entre sus compañeros. Luis Enrique era consciente de ello y por eso quiso evitar que se produjera el encuentro con sus compañeros. Parece evidente que se ha establecido un pulso entre el técnico y la dirección deportiva, que no atiende sus peticiones, ni en materia de incorporaciones ni tampoco con la gestión de los descartes. El problema es que el club no quiere dejar marchar a nadie gratis tras las salidas de Sandro y Alves y esa exigencia conlleva a que los futbolistas afectados lleven su situación al límite. Y el límite es poner de los nervios a Luis Enrique porque no quiere trabajar con ellos y prefiere que el club los regale antes de que formen parte de su plantilla.