Luis Suárez explica lo que tuvo que hacer de niño para poder comer

"Con 10 años mi madre trabajaba en el shoping y yo iba a buscar la propina que le dejaban y, mientras mi padre o un hermano cocinaba, me iba a hacer las compras".

Luis Suárez ha concedido una entrevista al Canal 10 de Uruguay en el que muestra su lado humano y especialmente detalles de su juventud que marcaron su vida.

 

El goleador barcelonista recuerda cuando su novia Sofía abandonó Uruguay para irse a vivir a Barcelona: "Cuando Sofía me dijo que se iba a Barcelona fue muy complicado, para ellos como familia y para mi por lo importante que era ella. Por mi situación económica me era imposible volver a verla. Eramos una pareja adolescente que se iba a separar. La noche antes de marchar, lloramos los dos toda la noche. El día que ella se marchó yo tenía partido, pero solo podía estar en la cama llorando y mirando los cuadernos que ella me había dejado. Tuvo que venir mi hermano para que me levantase y fuese a jugar".

 

Suárez tenia 15 años y Sofía 12 cuando se hicieron novios. Por eso, aún sin disponer de dinero, no se lo pensó dos veces y cogió un avión rumbo a Barcelona. Así lo explica: "Conseguí un pasaje para Barcelona y no tenía plata para venir. Fue mi hermano grande quien me dio algo de dinero. Me dio 70 dólares que eran unos 40 u 50 euros. El viaje fue largo. Me perdí, me detuvieron en la aduana... Tenía 16 años. No traía ninguna dirección, no traía nada. Venía con una camisa blanca y me empezó a salir sangre de la nariz. Sofía, mi novia, me esperaba en el aeropuerto pero hacía más de dos horas que había llegado el vuelo y yo no salía. Estaba detenido y no sabía por qué. Me dijeron que no llevaba ninguna dirección a donde ir ni nada. Les explicaba que venía a ver a mi novia, que había venido a vivir acá. Entonces me preguntaban con quien vivía mi novia. Les dije que con sus padres. Me preguntaron qué venía a hacer y dije que a pasear. En el avión había visto que había montañas y playa y les dije que había venido a visitar montañas y playas. Me abrieron la valija para revisarla y una tía suya me había enviado un paquete para un familiar y llevaba un número de teléfono y la dirección. Tuve una suerte bárbara. Hacía 3 o 4 horas que había llegado y llamaron al padre de mi novia, que estaba trabajando. A partir de ahí llamaron a su madre y todo se arregló. Pero lo de mi novia fue peor. El aeropuerto de Barcelona tenía tres o cuatro terminales, yo salí por una y ella ya se las había recorrido todas buscando a ver dónde estaba Luisito. Hasta que aparecí, con mi camisa blanca y la mancha de sangre".

 

Y recuerda una infancia llena de privaciones en las que tuvo que ingeniárselas para comer: "En mi casa faltaba de todo. Nunca me faltó un plato de comida, es cierto, pero no me avergüenzo de decir que con 11, 12 0 13 años me iba a cuidar autos con mi abuelo para tratar de llevar algo de plata a mi casa. Mi madre no me dejaba, pero la mentía diciendo que iba a casa de un amigo o algo así. Con 10 años mi madre trabajaba en el shoping y yo iba a buscar la propina que le dejaban y mientras mi padre o un hermano cocinaba, yo me iba a hacer las compras. Esas cosas me hacen recordar el sacrificio que hice para poder jugar a fútbol. Por eso ahora lo valoro todo mucho más y no me avergüenza explicar las cosas que hacía para tener un plato de comida".