Un presidente al que todo le da igual

Los gritos contra Cerezo volverán al Calderón por su carácter indolente

Es una figura decorativa desde hace décadas. Enrique Cerezo es presidente del Atlético de Madrid por accidente, porque ningún hijo de Jesús Gil quiso colocarse en el cargo y dejaron a la cara más amable de la anterior Junta Directiva. Amable, pero sin contenido, ideal para atender a la Prensa y no decir nada de fondo. Es lo que su recordado Jesús Gil llamaba el “chau, chau”. Con unos conocimientos futbolísticos muy limitados, ni la experiencia ha hecho mejorar a un hombre que a sus 68 años acentúa su carácter indolente.



Hubo una época no muy lejana, pre-Simeone, en la que los gritos en el fondo sur del estadio Calderón contra la gestión de Enrique Cerezo y Miguel Ángel Gil Marín se escuchaban un partido sí y otro también, y los de Cerezo se van a reproducir muy pronto porque tras sus últimas entrevistas ha crecido un fuerte malestar entre miles de socios colchoneros. Un presidente al que todo le da igual no les representa, y mientras Florentino Pérez no habla, no es amable, pero es eficiente, Cerezo es todo lo contrario pese a ser el propietario del 20 por ciento de las acciones del club.



La familia Gil, máximos accionistas del Atlético por delante también de Grupo Wanda porque Wang Jianlin cuenta con otro 20 por ciento de las acciones, está obligada en las circunstancias actuales, en las que Cerezo ha quemado su imagen, a dar el paso de renovar la presidencia de la entidad con otra persona que ofrezca otra cara, que muestre carácter e ideas que aportar en el Consejo de Administración, o al menos que disimule de una manera más decorosa que es una marioneta en manos de otros, de los que toman las decisiones.