Aumentan las críticas en el vestuario a Gareth Bale: mejor sin el galés

Ancelotti sigue sin sacar el máximo provecho a un jugador que corre, corre, corre y poco más

En la previa al partido ente Atlético y Real Madrid un rumor desde el bando atlético corrió como la pólvora: si Gareth Bale juega es más fácil controlar al Madrid.

 

La andanada del grupo al galés era clara: con Bale el Madrid es más flojo. Un menosprecio que ya levanta ampollas en los despachos del Beranbéu -no así en el vestuario del Madrid- donde se sigue defendiendo el concurso de Gareth. 

 

La participación de Gareth por decreto moleta en un vestuario, el blanco, que cree que el galés no encuentra su sitio en algunos partidos. En el duelo de Champions volvió a suceder. Desde la plantilla -nada nuevo- las voces que insisten de que Bale sigue sin ser carne ni pescado, suben el volumen. El galés no ofrece entusiasmo en la trabajo defensivo ni claridad en la progresión y la llegada. El paso de los meses le ha ido desconectando del equipo. Queda un jugador ensimismado en sus dudas, incómodo en su papel y con cierta ansiedad por reafirmarse que le hace poco aprovechable para el equipo.

 

Ante el Atlético perdonó en los primeros instantes un claro mano a mano que tuvo con el portero rojiblanco, el esloveno Jan Oblak. Y luego desapareció del encuentro. 



El doble problema de Gareth

Florentino Pérez lleva meses sufriendo. Bale es el niño mimado del presidente desde que en verano del 2013 decidió apostar por él 100 millones de euros al perder la batalla por el fichaje del brasileño Neymar. Desde aquel día Bale ha sido el protagonista de casi todos sus desvelos. Ante el Eibar, Ancelotti dejó al galés fuera por lesión y en el vestuario hay quien ya habla de "bendita lesión". La salida de Gareth del once permitió a Carlo hacer y deshacer sin la 'obligada' participación de un futbolista señalado desde dentro como uno de los problemas del juego del Madrid y que ha ido de más a menos desde que puso un pie en el Bernabéu.



Las cosas parecían enfocadas cuando el galés completó una aceptable primera temporada y, sobre todo, marcó el tanto de la victoria en la final de la Copa ante el Barça en Mestalla después de una gran galopada. Aquello fue la culminación del plan de Florentino Pérez, que pasaba por convertir a Bale en la piedra angular de su proyecto una vez se produjera la claudicación del portugués Cristiano Ronaldo. Nada más lejos de la realidad.



Porque con el inicio de 2015 el galés a estado en el ojo del huracán y en todas la quinielas que apuntaban a su salida de la titularidad como necesaria. Los rotativos dispararon a Bale con saña. Los de aquí y los de fuera. Gareth no justifica la inversión realizada por el club ni con fútbol, ni con ganas.



El problema para Carlo Ancelotti es que esos cien millones de euros pagados por Florentino se han convertido en una losa demasiado pesada para el galés y el equipo, que está dando síntomas más que evidentes de que no está a la altura de las expectativas y de que posiblemente no tiene la talla suficiente para asumir el reto que tiene encomendado.



Bale empieza a tener demasiados enemigos en el Madrid. Dos focos de problemas que tienen al 'presi' al límite. Uno, el vestuario. Otro, el segundo: en la grada del Santiago Bernabéu. Al ser una apuesta personal de Florentino Pérez, el fracaso de Bale es también el fracaso del presidente. Y ahí llega el drama. Cada pito a Gareth en el club se siente como un pito a 'Flo'.

 

En el seno de la plantilla las cosas no pintan mejor: su implicación defensiva es nula y ofensivamente cada vez su juego resulta más insustancial. Desde el vestuario ya no se muerdan la lengua y han atizado al galés con sorna. "No defiende porque no quiere", espeta el grupo. Además, en la plantilla crece la idea de que sin Gareth, el equipo juega mejor: tras el paseo de juego y fútbol del Madrid ante el Eibar, algunas voces empezaron a reclamar su suplencia ante el Atlético. "Jugamos mejor sin Gareth", afirman desde el vestuario esta temporada. No es un imprescindible. Aunque sí un fijo en el once.