Madrid y Atlético se reparten dos tiempos, un empate y muchos golpes

El 0-0 deja todo para la vuelta. Oblak sostuvo a los suyos en el primer tiempo y en el segundo el Madrid acabó agobiado. Tremenda batalla entre Mandzkukic y Sergio Ramos.

No hay manera de que el Real Madrid termine un partido tranquilamente ante el Atlético. Esta vez pudo ser, pero Oblak se encargó de que no pasara en los 45 mejores minutos de los blancos en mucho tiempo en un derbi. La segunda parte dio aire a los de Simeone ante el bajón físico merengue, aunque los de Ancelotti concedieron muchas menos ocasiones que en los seis derbis anteriores. El paso de los minutos fue dando pie a pensar en el partido de vuelta y aunque los locales apretaron al final, ambos se marcharon satisfechos con sus pequeñas victorias.

 

La grandeza del partido acompañó desde el pitido inicial y desde el punto de vista de los detalles que intrigan. El primero fue observar cómo el guión previsto debía ir directamente a la máquina de reciclar. El Madrid salió con confianza y se apoderó del balón con una autoridad tan sorprendente como lo fue comprobar que el Atlético no era el mismo de los seis derbis anteriores, ni siquiera el de Lisboa. Sin aire en la presión y dubitativo, dejó que James, Modric y Kroos coparan la posesión. Con la versión más solidaria del equipo y Benzema sumándose a la fiesta en las transiciones, el Madrid avanzó todos los metros que había tenido que recular por falta de opciones en los duelos previos.


El Atlético, desconcertado, no supo cómo reaccionar. Mientras se acomodaba al nuevo panorama Bale tuvo tiempo de fallar un mano a mano con Oblak en el minuto 3. El portero se erigió en héroe y podemos decir que prácticamente frenó él sólo al Madrid, que desperdició hasta cuatro ocasiones muy claras para adelantarse en el marcador. Bale de nuevo, Modric y un desesperante (ésta vez, sí) Benzema que pecó de generoso se encontraron con el portero. Su recital de reflejos fue soberbio, incluyendo un chut de James con el exterior que pasó por un bosque de piernas.

 

El Madrid no acertó y ese fue su verdadero rival junto a su propia cabeza. Si algo ha conseguido el Atlético de Madrid es voltear aquella tendencia histórica en los derbis de tal forma que le ha pasado parte de aquel 'virus' del pánico escénico a los blancos. Los jugadores merengues no sólo jugaban contra las casacas rojiblancas, también contra la caída de la arena en el reloj que marca el paso de la paciencia a la desesperación.

 

En este punto, el Atleti se sabía con ventaja. Supo encender a la grada y llevar el partido a su terreno con Mandzukic como maestro de ceremonias. Su recital de golpes con Sergio Ramos no fue bonito y ni mucho menos legal y acabó con sangre. Sí ciertamente esperable y típico de cualquier función de fútbol como la presente. Hubo una noticia buena para el croata y el sevillano: Ninguno perdió los nervios tanto como para provocar el brazo del colegiado serbio tanto como para que les sacara la tarjeta que les relegara del encuentro.

 

El Madrid acabó asfixiado como en el Camp Nou y se resquebrajó cuando saltó la reserva de gasolina. Isco entró por Benzema, errático toda la noche y sin mala leche en una nueva oportunidad ante Oblak en la que prefirió adornar a Cristiano en lugar de matar y, en general, el partido fue muriendo en las botas de Arda. En estas, y con los dos equipos cerca de no soportar más las buenas formas, Marcelo y Mario vieron sendas amarillas que les impedirán estar en el segundo acto en el Bernabéu.

 

El Atlético pudo marcar con un par de cabezazos y asustó en cada córner, pero le faltó pólvora. Torres entró y pidió un penalti algo exagerado de Ramos. Raúl García se sumó a la fiesta y también buscó sus nervios, pero nada alteró el electrónico. Al final, poco fútbol, todo por decidir y un tremendo interés por ver en qué medida acusan las heridas de guerra los dos equipos dentro de una semana.

 


Video: Atlético de Madrid 0 - Real Madrid 0