La rabieta de Cristiano Ronaldo al término del Real Madrid-Manchester City

El portugués vivió de modo de modo distinto al grupo la clasificación para la final de San Siro

Cristiano Ronaldo no cambia. Fue pitar el colegido el final del Madrid-City y evidenciar que algo no iba del todo bien en la psique de CR7. Mientras sus compañeros en el Real celebraban el pase a la final de San Siro en el césped, Ronaldo se quedaba en un segundo plano, como si la fiesta no fuera con él. Fue el único que no quiso enfundarse la camiseta conmemorativa de la Undécima. Y el primero en desaparecer.

 

CR7 protagonizó un 'remake' de aquellos encuentros en que el protagonismo no cae a su favor. El luso, que fue el último en acercarse a Gareth Bale para felicitarle por un gol que apenas celebró, terminó contrariado ante el City.

 

Obsesionado con el gol, con ser el único líder del Madrid, el partido de Bale superaba limpiamente a Ronaldo. El galés se llevaba los elogios a pie de césped por el tanto -que el colegiado concedió en propia puerta al City- pero, y muy especialmente, por haber liderado al Real a San Siro.

 

Una actitud, la de Cristiano, que levanta ampollas en las alturas, pero también en un nuevo cuerpo técnico cansado de la doble cara del portugués. Zidane incide en la necesidad de ser una piña, un grupo unido en la victoria y en la derrota, premisa básica que CR7 sigue sin aceptar: el crack del Madrid mide sus alegrías por su cuenta personal.

 

San Siro, la gran final de la Champions, espera a un Ronaldo que tiene entre ceja y ceja ser el máximo artífice de la Undécima para poder luchar de tú a tú con Messi por el Balón de Oro. A Cristiano no le sirve con levantar el trofeo en Milán, necesita ser el héroe de la final. Peligro a la vista.