Ancelotti y las lecciones suspensas de seis derbis para el recuerdo
¿Habrá aprendido el italiano de sus últimos tropiezos contra el Atlético de Madrid?
Incluso para los más defensores de Carlo Ancelotti es complicado defender el planteamiento del italiano en los derbis. Al menos, en los últimos que ha dirigido contra el Atlético de Madrid. No pocos aficionados blancos manejan todavía hoy lunes la esperanza de que mañana su equipo salga al Vicente Calderón con un planteamiento diferente al habitual, ese 4-3-3 que ha naufragado repetidamente ante las huestes rojiblancas pero tan defendido a capa y espada por el club y su entrenador, empeñados en convertir ese dibujo en la seña de identidad de un equipo cuya asignatura pendiente sigue siendo ser más regular en cuanto a resultados en los partidos grandes.
En el último gran escenario asaltado erráticamente por el equipo merengue, el Camp Nou, una brillante primera mitad con tres medios y tres delanteros no bastó para doblegar a un Barça lejos de su plenitud. Aquel resultado reforzó la moral madridista, es innegable, pero volvió a dejar en los hinchas una sensación de que contra los rivales de entidad, con el planteamiento habitual se fracasa mucho más de la cuenta. Mestalla y Lisboa siempre aparecen como lugares de peregrinación mental ante semejantes recuerdos, pero cada vez quedan más lejos.
Precisamente en aquellas finales, ante Barcelona y Atlético, se dieron circunstancias que acompañaron a que el equipo saliera victorioso modificando el plan inicial. En Valencia no jugó Cristiano y sí Isco y el plantel fue más compacto en la medular; el malagueño y Marcelo, relegados al banquillo en la final de la Champions, fueron clave para cambiar el resultado de un partido que el Madrid estuvo a un minuto de perder. Incluso en el clásico del Bernabéu contra los azulgrana el pasado mes de octubre, el encuentro de mayor envergadura ganado con contundencia por los de Ancelotti esta temporada, una lesión de Bale propició la excusa perfecta para jugar con cuatro centrocampistas de toque y dos delanteros, el movimiento reclamado por muchos de cara al duelo de mañana en la rivera del Manzanares.
Lo más seguro es que esta variante no llegue y en cierto modo es también comprensible. Si muchas veces no nos cansamos de elogiar a los técnicos que apuestan por un modelo contra críticos y adversidades desde el marcador y les damos tiempo también es justo darle esa parcela de oxígeno a Ancelotti. Demostrar firmeza en tus ideas da fuerza y ejemplo. Pero para que el camino tenga un final feliz hace falta que todas las piezas encajen y remen en la misma dirección.
Esto es: Compromiso defensivo por parte de los tres atacantes, Bale, Cristiano y Benzema, con el francés jugando el papel más fundamental de la BBC al actuar no sólo de enganche con las dos alas del equipo arriba, sino descolgándose entre líneas para jugar ese fútbol tan imaginativo que pocos practican tan genialmente como el galo. En la primera parte del Camp Nou destrozó al Barça. Aguantar de espaldas, filtrar balones entre líneas y caer a los costados. Y tocar como un centrocampista más.
Defensivamente, el Madrid tendrá que ser más intenso que nunca y no dejar ni un sólo resquicio a la espalda frente a las acometidas de Griezmann y las llegadas por banda del Atlético, de lo mejor del equipo de Simeone. Habrá de nuevo superioridad rojiblanca en el centro del campo, pero esta vez con el trío de mayor confianza merengue sobre el césped -Modric, Kroos, James- que deberá jugar a un toque siempre que pueda, acelerando el fútbol lo máximo posible para evitar pérdidas. Y la movilidad de todo el equipo en conjunto sin esperar el balón, sino buscándolo, será clave.
Siempre falló alguna de estas premisas en los últimos seis derbis, de números nefastos para los blancos y de orgullo atlético: Cuatro victorias colchoneras, dos empates. Doce goles a favor y cuatro en contra para los del 'Cholo', que además secaron al Madrid en el Calderón, donde los blancos se quedaron sin anotar en sus tres visitas esta temporada, el único feudo que aún no han perforado. Nunca un equipo se le atragantó seis veces en un mismo curso al equipo de Chamartín.