De la "Liga preparada para el Madrid" a Cristiano: La plantilla blanca echa humo

Lo que ha sucedido esta jornada tiene al vestuario convencido de que no sólo tienen que luchar contra sus rivales sobre el césped en este final de campeonato.

Lo sucedido este sábado en la Liga sigue dejando al Real Madrid tan lejos como cerca de ganar la Liga. Los blancos fueron líderes del campeonato desde que Gareth Bale marcó el 2-3 en Vallecas, en el minuto 81 de encuentro, hasta que Ángel Correa hizo lo propio para darle los tres puntos al Atlético de Madrid en un durísimo partido ante el Málaga en el 62'. Aproximadamente dos horas de infarto que luego se extendieron a un encuentro sin historia, el que el Barça ganó al Sporting con otra goleada incluida y otros cuatro tantos de Luis Suárez. Ocho goles del uruguayo en dos jornadas le han colocado por encima de Cristiano Ronaldo en la lucha por el pichichi y a la cabeza de la Bota de Oro.

 

Quedan tres jornadas para el final de la Liga y después de la crisis, aparentemente superada, de los culés, todo sigue en su mano. Nos esperan tres fechas apasionantes si es que ninguno de los aspirantes baja los brazos o falla en sus partidos, aunque en el seno de la plantilla de uno de ellos empieza a existir cierto enfado a la hora de pelear tras lo sucedido ayer.

 

En el Real Madrid están que trinan. Tuvieron que sufrir lo indecible para doblegar a un más que combativo Rayo Vallecano, que volvió a esforzarse al máximo para intentar fastidiar a los blancos en casa. Un esfuerzo noble y que en el equipo blanco entienden perfectamente. Lo que molesta es el doble rasero a la hora de juzgar y analizar lo de los demás. Primero, indignó la acción en la que el entrenador del Atlético de Madrid, el Cholo Simeone, fue expulsado por Mateu Lahoz en el encuentro ante el Málaga por lanzar alguien cercano a su banquillo un balón en mitad de una jugada de contraataque del conjunto andaluz e intentar parar el juego. Lo consideraron un acto rastrero, propio de un equipo de barrio más que de una entidad grande.

 

Es ahora cuando en Valdebebas se recuerdan las palabras del propio Simeone el pasado verano, cuando insinuó que tantos años sin ganar la Liga hacían que ésta estuviese "peligrosamente preparada para el Real Madrid". La temporada ha demostrado que eso no sólo no es cierto, sino que la nobleza que algunos dicen exhibir en la ribera del Manzanares no es tanta; y, sobre todo, que lo "preparado" parece estar más bien en la ciudad Condal, donde se concedieron dos goles ilegales y se pitaron nada menos que tres penas máximas en el mismo partido, todo ello a favor del Barcelona y ante un Sporting que hasta el 2-0 apretó mucho y estuvo a punto de empatar el encuentro.

 

En el Madrid se acepta que su condición de equipo grande haga que todos los rivales salgan con el cuchillo entre los dientes para intentar ganarles. Pero mosquea que exista este ambiente tan beligerante por parte de todos cuando otros son favorecidos por los árbitros o utilizan tácticas que, de usarlas el Madrid, serían duramente criticados. Y también que en la mente de quienes van ganando sólo exista el Madrid, también cuando ganan. El afán de Leo Messi por hacer que su compañero Luis Suárez sea pichichi y Bota de Oro para evitar que lo sea Cristiano es un ejemplo. Es una hipocresía que hace que la plantilla merengue eche humo.