El proceso electoral puede acabar dejando a Dani Alves en el Barcelona
El actual presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, insiste en que las negociaciones no han terminado y se plantea contentar las exigencias del lateral brasileño
Todavía no se ha dicho la última palabra sobre el futuro de Dani Alves. Por mucho que su ex esposa y agente, Dinorah Santa Ana, haya dado ya las negociaciones por concluidas, indicando que la propuesta del club es inaceptable, no dudó tampoco en dejar un resquicio abierto a la continuidad del jugador. La exigencias del jugador son claras: quiere dos años de contrato más uno opcional y mantener su salario. El club ya ha hecho público que está dispuesto a ofrecer ese 2+1 que reclama el futbolista, pero las cantidades que se barajarían en este caso todavía no han trascendido. Puede que esté dispuesto a aceptar una leve rebaja, pero sólo leve. De hecho, ya ha salido en Instagram con los pantalones bajados, pero sólo hasta las rodillas.
Aparentemente, quizás espera un nuevo gesto del club. Y puede acabar encontrándolo. "El futuro de Dani Alves depende de sí mismo", ha señalado el presidente azulgrana, Josep Maria Bartomeu, quien aspira a alzarse con el triunfo en las próximas elecciones. Y es el proceso electoral, precisamente, lo que puede jugar a favor del lateral brasileño. El máximo dirigente barcelonista se plantea contentar sus exigencias. La sanción de la FIFA impedirá que lleguen fichajes el próximo verano y el defensa es un jugador clave en los esquemas del Barça. Puede que el club, metafóricamente, se baje también un poco los pantalones. El anuncio del 2+1 parece un gesto inequívoco en ese sentido. Y, además, Bartomeu ya ha reiterado que las negociaciones no están cerradas.
"No damos por cerrada la historia, pero no hacemos públicas las negociaciones", ha destacado el presidente azulgrana. El salario de Alves es de unos 11 millones de euros brutos por temporada y se ha especulado con la posibilidad de que otros equipos le estén ofreciendo nueve millones por campaña, aproximadamente, pero con un contrato de tres años y uno opcional. La gran obsesión del lateral es asegurarse dos temporadas. Teme que le echen al final de la próxima campaña. Algo que ya ha estado a punto de suceder en el pasado reciente. Está a gusto en Barcelona, pero quiere estabilidad. Por lo menos, hasta 2017, sin cláusulas raras de escape. Y es muy probable que Bartomeu acabe dándole lo que pide.