La metamorfosis de un Pepe que puede ser crucial en la recta final
El portugués dio seguridad y personalidad al equipo en su regreso al once titular.
Para Ancelotti no hay nadie como Pepe. Desde que el técnico italiano aterrizara en Chamartín sabía que una de sus primeras misiones era convencer a Pepe de que se quedara. La marcha de Mourinho y el cartel de jugador polémico y agresivo que se había creado había hecho que el portugués tuviera clara su voluntad de salida. Especialmente daño le hizo cuando salió en defensa de su compañero Iker y Mou lo castigara con el banquillo. Al jefe no se le corrige en público, debió pensar el polémico técnico luso. Se vio arrinconado, y con 30 años entonces a sus espaldas, no quería acabar su carrera futbolística en esas condiciones.
Una de las primeras cosas que hizo Ancelotti fue hablar con él. Quería que fuera un jugador importante dentro y fuera del campo. Él aceptó el reto y demostró su liderazgo y presencia física sobre el terreno del campo durante toda la campaña. Atrás queda su etapa de violento. La última vez que lo expulsaron fue en diciembre de 2011. Incluso esta temporada sólo ha visto una amarilla en 22 encuentros disputados. Ha recibido más faltas que ha cometido, casi el doble.
Este Pepe es otro jugador. Limpio en el juego, líder sobre el terreno de juego, y un ejemplo para sus compañeros y las nuevas generaciones. Al Madrid le da seguridad, le ayuda a subir la línea de presión. Junto a Varane forman un tándem único, y otorga una confianza y personalidad que es lo que Carlo Ancelotti andaba buscando. Será pieza fundamental en el devenir del Real Madrid en la recta final de temporada.