La decisión de Zidane que retrató el partido... y al equipo ante el Wolfsburgo
El técnico francés no estuvo acertado ni al principio del choque, ni tampoco con los cambios durante el encuentro.
Zinedine Zidane decidió tirar del bloque que había ganado en el Camp Nou para afrontar el partido de ida de los cuartos de final de la Champions League ante el Wolfsburgo. Parecía lógico. Premiar a los hombres que lograron la victoria más importante del curso no por los puntos en juego, sino por la simbología de ser capaces de ganar en campo culé tras la temporada que están realizando. Darle continuidad a lo que funcionó. Pero quizá olvidó que el conjunto alemán, inevitablemente, no supondría el mismo grado de ilusión para el jugador que enfrentarse al Barça. Además, se notó demasiado el cambio de Carvajal por Danilo.
Pese a todo, la alineación inicial no se le puede reprochar a Zidane. Si fueron discutibles los cambios. El primero, de Jesé por un lesionado Benzema, cuando el Wolfsburgo ya empezaba a demostrar que defensivamente no iba a descomponerse y que era capaz de contragolpear con demasiada facilidad. Otro centrocampista hubiese sido necesario antes. Isco, por ejemplo, que sin embargo salió bien entrado el segundo tiempo... por Luka Modric.
Este cambio retrató el partido. Muy pocas veces es sustituido el croata salvo por descanso en partidos ya resueltos. Quitar a Modric es quitar al faro del Real Madrid, al hombre por el que pasan todas las jugadas de construcción del equipo blanco. Es la referencia del fútbol merengue sobre el césped, un tipo capital. Por eso, sustituirle quería decir que no se estaba jugando a nada. Un gesto de desesperación por parte de un Zidane que luego se mostraba así de disperso en rueda de prensa: "haces los cambios para ver si cambia algo". Es evidente que no cambió.
Isco y James no pudieron mejorar al equipo. Algo hizo el malagueño, que filtró un pase de los suyos a un Cristiano fallón ante Benaglio. Justo el tipo de pase que rompe defensas, ese que se reclamó desde un principio, de parte de un jugador cuyo temple hubiese sido necesario para aportar control y tranquilidad al Real Madrid tras el mazazo de los dos goles. Pero lo dicho, nada salió como se esperaba este miércoles. Otro palo al Zidane entrenador, al hombre que el Madrid quiere tener por mucho tiempo en el banquillo. Él asumió toda la culpa, pero una vez más los jugadores le hicieron un flaco favor. Ahora debe demostrar la misma determinación que tuvo en el Camp Nou con sus decisiones.