James se refugia en Colombia mientras cae su castillo de naipes en Madrid
El mediapunta, también atizado en su país, intentará recuperar su mejor nivel en el equipo nacional y así demostrar que puede seguir en el equipo blanco.
Las alturas de Bolivia son la última esperanza de James Rodríguez para intentar empezar a recuperar el fantástico nivel que le llevó a convertirse en un potencial ganador del Balón de Oro a medio plazo hace ahora justo un año. Tal y como se viene comentando en España desde hace meses, la situación del futbolista es cada vez más complicada en el Real Madrid a medida que nos acercamos al final de la temporada, viendo que no ha recobrado su mejor nivel y que no se quita de encima la fama impuesta este curso de tipo aficionado a una agitada vida extradeportiva. Comenzar por volver a ganarse a la prensa local, la de su país, que le ha criticado tanto o más que la prensa española, parece un buen comienzo para regresar a Madrid con ánimos de revertir la situación.
Y es que pocas vidas le quedan ya a Rodríguez, que en menos de un curso ha sentido cómo es pasar de héroe a villano del madridismo. En este medio ya reflejamos la transformación que ha sufrido la grada del Bernabéu para con el colombiano, que en muy pocas semanas ha pasado de ser ídolo y protegido por el público a señalado por un mal momento que, parece sobre el césped, no sólo no termina sino que se agrava por momentos. Y que, además, parece no importarle demasiado. Una serie de actitudes y episodios conflictivos -todavía se recuerda su 'huída' de la policía el pasado día 1 de enero en Valdebebas- que han llevado al Real Madrid a plantearse su venta.
Pero ahora, los análisis van más allá. Y demuestran que James ya no tiene argumentos detrás de los que esconderse. Se achacó su mal rendimiento a sus problemas con Rafa Benítez que, en general, perjudicó en términos de nivel futbolístico a prácticamente todos los jugadores de ataque de la plantilla al principio de temporada. Sin embargo, con Zidane no remonta y sí se hunde más, pasando a ser suplente. Lleva sólo seis goles y ocho asistencias esta campaña. La temporada pasada terminó con 17 tantos y las mismas asistencias en todas las competiciones.
Todavía le quedan dos meses para intentar revertir la situación. Calidad y recursos tiene, y el equipo tendrá que seguir tirando de él. Pero, sobre todo, necesita dar un paso más en cuanto a actitud para volver a ganarse a la gente. Y mejorar su fútbol. Nada más y nada menos, ya que lo que parecía imposible hasta hace bien poco, perder el respaldo de prensa, afición y ganarse las dudas del club, ya lo ha conseguido. Nada menos... y nada más.