Las claves de la caída del mito (falso) del 'efecto Zidane' en el Real Madrid
Las sensaciones son contradictorias y los números no dejan lugar a dudas. Hay problemas que persisten.
Cuando el Real Madrid tomó la decisión de despedir a Rafa Benítez el pasado día 5 de enero, la imagen de Zidane se convirtió en el único motivo para la esperanza entre el aficionado blanco. Por entonces, muchos ya veían bastante complicada la Liga y eran conscientes de que al francés le costaría muchísimo levantar una situación que se había vuelto casi insostenible con Benítez sólo seis meses después de que el madrileño fuese elegido para sustituir a Carlo Ancelotti en el banquillo merengue. Pero Zizou recordaba buenos tiempos, es la viva imagen de aquel Madrid de los 'Galácticos' que deslumbró, el que ganó la Novena Champions justo antes de deshacerse fruto del paso del tiempo y la autocmplacencia. Y también el abanderado de ese fútbol espectáculo que tanto gusta en el Bernabéu. Los títulos eran una incógnita pero, al menos, habría voluntad por jugar bonito y la actitud sería otra.
Casi dos meses después, ese 'efecto Zidane', como la prensa ha bautizado a este periodo de adaptación del equipo a su nuevo entrenador, ha demostrado ser cierto en cuanto a psicología y discurso interno en el vestuario pero un espejismo en cuanto a números. De hecho, la inmensa mayoría de los medios deportivos destacan este lunes las cifras que ha cosechado el Real Madrid en el tiempo y los partidos que el francés ha dirigido hasta ahora. Tras el empate ante el Málaga, Zidane ha perdido ya cuatro puntos como entrenador blanco y se sitúa con seis victorias y dos empates en sus ocho primeros encuentros, exactamente igual que Benítez en sus primeros ocho concursos esta misma temporada. Sólo han variado los goles marcados, que con Zidane son 26, por 20 en la 'versión Benítez' del equipo. Zidane empeora en tantos encajados, seis, por sólo uno de su homólogo.
Al procurar cambiar el estilo de juego del equipo y darle al público -y sobre todo a los futbolistas- lo que quiere, fútbol de ataque y el mayor espectáculo posible, Zidane ha conseguido crear un Real Madrid muy poderoso cuando ataca y tiene la pelota, pero mucho más débil en sus repliegues defensivos y parapetándose en estático. Es más vistoso por momentos, pero también más frágil, más vulnerable. Ha conseguido una victoria absoluta en cuanto a ilusionar a plantilla y aficionados, y también en el aspecto de la felicidad y la tranquilidad interna del vestuario. Pero nada más. Futbolísticamente, no hay evolución, e incluso su paupérrima versión como visitante empeora un poco el panorama con respecto al Madrid de Rafa.
Hay problemas que persisten. No hay alternativas reales y fiables a Luka Modric en el medio campo ni una continuidad de parte de la segunda unidad. Tan pronto hombres como Kovacic o incluso Jesé suman mucho saliendo desde el banquillo en un partido como fracasan cuando se les concede la oportunidad de salir de inicio, como en La Rosaleda. Además, el equipo se sigue 'partiendo' entre el medio campo y la defensa y los tres hombres de arriba, amén de que casi siempre juega en inferioridad numérica en la medular, con sólo tres hombres y pocos apoyos, problemas que ya vienen heredados de la época de Carlo Ancelotti.
¿Significa esto que el problema real está en la propia plantilla? Todo dependerá del resultado final de la presente temporada, con la Champions como única baza para que los blancos lleven algún título a sus vitrinas.