El doble juego de Zidane (que descubre sus cartas) en la nueva crisis blanca
Las decisiones del técnico francés empiezan a reflejar claramente su libro de estilo y su hoja de ruta
Zinedine Zidane podrá no tener experiencia como entrenador de primer nivel, pero desde luego tiene tablas. Y tiene muy claro en qué banquillo se sienta. Sobre todo, teniendo en cuenta las decisiones y la actitud que ha ido tomando en sus primeros días al frente del Real Madrid. Ante el Betis, en el primer revés de su gestión como entrenador en cuanto a resultados, analizar sus decisiones antes, durante y después del encuentro ayuda a comprender cómo serán las cosas de aquí al final de la temporada en la casa blanca.
James. Para empezar, 'Zizou' tiene claro el tema de las jerarquías dentro del vestuario. Sabe quiénes deben ser los jugadores que, futbolísticamente, no sólo deben llevar la voz cantante sino sentirse importantes, y mide concienzudamente cada decisión que toma. Con firmeza, pero sabiendo cuándo no debe pasarse. El caso más claro es el de James Rodríguez. El colombiano había sido suplente en los dos primeros choques con el galo, pero la lesión de Bale le dejaba completamente libre el camino hacia la titularidad, a pesar de que no está a su mejor nivel. Zidane sabe que puede aguantarse que haya elegido a Isco por delante de James en estos primeros choques, pero que recuperar al '10' es prioridad del club. Dejarle en el banco dando entrada a Jesé, uno de sus 'ojitos derechos' pero que sigue estando por detrás en cuanto a peso en el vestuario, habría sido generarse un problema.
Los cambios durante el encuentro. El partido contra el Betis no iba bien. El equipo no terminaba de funcionar, pero 'Zizou' fue sólido en cuanto a mensaje a la plantilla con las sustituciones. No cambió a James de primeras, pese a que no estaba completando un buen choque. Se hubiese sentido señalado. Sí lo hizo después, sólo a falta de diez minutos para el final, y cuando la necesidad era extrema. Dio a Danilo la oportunidad de reinvidicarse porque quiere que todos se sientan importantes, y porque sabe que el lateral brasileño es potencialmente un valor activo del club. Y no quitó a Cristiano Ronaldo bajo ningún concepto, pese al mal partido del portugués.
Después del choque. Ni una palabra mala de sus jugadores. 'Lavando los trapos sucios en casa', como se suele decir. Las broncas, de puertas para dentro del vestuario. Fuera, el galo pronunció frases tranquilizadoras. Quiere que le identifiquen como uno más de la plantilla, casi como un compañero y no tanto como un jefe.
Se sabe protegido por la situación, pero no traiciona al club. Zidane está actuando, en definitiva, con un modelo muy 'institucional'. Intentará que el equipo funcione con los futbolistas que la entidad quiere potenciar deportiva y publicitariamente, siendo flexible si necesita cambiar cosas pero hasta cierto punto. Además, quiere ser paternalista con la plantilla y es consciente de que, tras el cese de Rafa Benítez, al haber llegado en mitad de la temporada cualquier pinchazo o crisis como la de este domingo no le salpicará en exceso. Los jugadores y el palco serán los objetivos de la grada ahora. Este es su doble juego.