El entorno del argentino Leo Messi no cambia de idea sobre Luis Enrique
Los más allegados al delantero del Barcelona no contemplan que el jugador siga un año más bajo las órdenes del actual entrenador azulgrana y siguen exigiendo su relevo en el banquillo
El Barça funciona. El equipo cuenta sus partidos por victorias, es líder de Primera División a cuatro puntos del Real Madrid, jugará la final de Copa con el Athletic el próximo 30 de mayo en el Camp Nou y sigue vivo en la Champions, a la espera de lo que pueda suceder en el choque de cuartos de final ante el PSG. Parece que los nubarrones negros se han alejado de una vez por todas. No del todo. El entorno de Leo Messi no olvida. Su desencuentro con el actual entrenador, Luis Enrique, se ha hecho evidente en múltiples ocasiones en los pasados meses y no han cambiado de idea respecto a él.
Los más allegados al crack argentino del Barça entienden que la cosa, de hecho, es bastante fácil: o Messi o Luis Enrique. No quieren que el delantero siga un año más bajo las órdenes del técnico asturiano y ya han sido meridianamente claros con la junta. Si el astuariano sigue al frente del primer equipo, pondrán tierra de por medio. Lo más lejos posible. Hace apenas unos meses, el actual presidente del club, Josep Maria Bartomeu, ya les dio su palabra de que habría un relevo en el banquillo. La continuidad de Luis Enrique es casi imposible incluso si Bartomeu consigue ganar en las elecciones, algo poco probable en estos momentos.
Es una situación de sobras conocida, pero, aun así, desde muchos medios todavía se sitúa al astuariano como máximo responsable del primer equipo azulgrana para la temporada que viene, hablando de conceptos como "la lista de Luis Enrique para el año que viene". Ahora mismo, su continuidad al frente del equipo es casi una quimera, pase lo que pase de aquí al final de temporada. El último choque entre el astuariano y Messi se escenificó cuando el argentino aseguró que había habido un cambio de actitud en el equipo tras la derrota en Anoeta y el entrenador desmintió rotundamente tal extremo. Desde entonces, el hacha de guerra parece enterrada. Pero no a mucha profundidad.