Los números hablan: llegar a La Roja es fácil, pero mantenerse cuesta más

Muchos no encuentran la regularidad después de debutar

España se encomendará esta noche a hombres como Álvaro Morata ante Ucrania en el Sánchez Pizjuán. Pese a que no supondrá el debut del delantero, el ex madridista, ahora en las filas de la Juventus, lleva muy poco en las filas de la absoluta. Es una de las caras visibles de una renovación progresiva que genera debate y dudas, como todas, recordando al ambiente que existía en la Roja antes de la consecución de la primera Eurocopa. Pero urge encontrar una base de equipo nuevo cuanto antes.

 

Eso fue lo que hizo Luis Aragonés y salió bien. El hombre que llevó a la selección a conseguir su primer gran éxito desde 1964 formó un grupo sólido y reconocible durante dos años, incluso a pesar de la decepción que supuso el Mundial 2006 de Alemania. Un colectivo de futbolistas que llegaron a conocerse y compenetrarse casi como un equipo de club, uno de los secretos mejor guardados y menos valorados detrás del buen hacer de España en esta última etapa. Vicente del Bosque, un tipo continuista, intenta pese a todo renovar progresivamente el combinado que cayó en el Mundial de Brasil.

 

No está siendo fácil. Y los datos demuestran que aparte de esa base de hombres que aún permanecen en la Roja como Iniesta, Casillas, Ramos, Piqué o Silva hay muchos otros que son flor de un día. Y no es cosa de ahora. Desde que el salmantino se hiciera cargo de la selección tras la Euro 2008 ha habido nada menos que 54 debutantes (más de ocho por temporada) de los cuales sólo el 33 por ciento han jugado más de cinco partidos, según datos de CUATRO.

 

Y no sólo eso. De esas 54 caras nuevas, 17 jugaron sólo un partido y 12 disputaron dos partidos. La conclusión es que muchos llegan, pero muy pocos demuestran valer realmente más que lo que había. Muchos nombres son el perfecto reflejo de estas estadísticas a lo largo de seis años: Munir, Domínguez, Michu, Muniain, Bojan, Manu del Moral...

 

Tras el fiasco de Brasil es ahora, en 2015, cuando la selección necesita su mayor lavado de cara en más de diez años. Pero es lo que toca. Ahora el principal peligro es encontrar ese 'equipo' consolidado a poco más de un año de la Eurocopa de Francia.