El futuro de Sergio Ramos:el entorno del central sigue desquiciando al club

"Las llamadas de René Ramos -hermano y representante de Sergio- han sido constantes desde el pasado verano. La presión es continuada"

Sergio Ramos disparaba primero: "Nunca he llamado al club para exigir que me renueven. Me quedan dos años y no me veo con otra camiseta que no sea la del Madrid". Ramos evidenciaba ante los micrófonos de la Cadena SER su deseo de renovar el compromiso que le vincula con el Real Madrid y advertía a navegantes que en esta historia la patata caliente está sobre el tejado del club blanco.

 

Desde el club, discrepan. "Las llamadas de René Ramos -hermano y representante de Sergio- han sido constantes desde el pasado verano. La presión es continuada. Fueron ellos los que vinieron a buscar al Madrid después del gol de la décima. Se sintieron con fuerza para exigir una renovación a la carta. El club quiere a Ramos y se hará un esfuerzo para que siga en el Real, pero no nos gustan las formas, y aún menos que se falte a la verdad. El Madrid está actuando como toca, como hace con cualquier futbolista en proceso de renovación. Pero Sergio sabe que no han jugado limipio filtrando a la prensa y presionando con el sueldo de otros miembros del vestuario", concluye una fuente oficial a este medio.

 

Un Real Madrid que, además, sigue torciendo el gesto ante la mejora del central. Según ha desvelado el periodista Josep Pedrerol en el programa El Chiringuito, las conversaciones entre las partes se antojan complicadas por las elevadas aspiraciones del jugador y por la presión que ejerce el entorno del defensa andaluz.

 

"Sergio Ramos quiere ser el segundo jugador mejor pagado del Real Madrid por detrás de Cristiano Ronaldo. Florentino Pérez le dijo que ya lo era, igualado con Iker Casillas, pero Sergio Ramos no se lo cree. El problema no es ni Ramos ni Florentino, lo es alguien de su entorno, que entorpece la relación", afirmó.

 

La defensa de Ancelotti

Asimismo, en los despachos también empieza a incomodar la defensa a ultranza del central andaluz a la figura de Carlo Ancelotti. La dirigencia blanca cree que Sergio está haciendo de la cuestión un tema personal. Un pulso a una directiva descontenta con las formas/maneras de un entrenador al que algunos miembros de la plantilla defienden públicamente en exceso, comprometiendo, incluso, las decisiones del club.

 

Último ejemplo. El capitán de oficio del Real Madrid habló en Canal + nada más terminar el partido. Su mensaje volvió a ser claro y salvador: “Sabemos el ritmo de partido que requiere este juego y hemos visto un gran Madrid y un gran planteamiento de nuestro técnico”, epetaba Sergio. Unas palabras que, en opinión de los de arriba, no se ajustan a la realidad. Las críticas por la disposición del equipo de Carlo en estos últimos encuentros, sin excepción, arrecian. A Carletto se le sigue teniendo por un técnico con limitaciones tácticas. El dibujo del Madrid, de este Madrid, es previsible y recitado de memoria del primero al último del campeonato. Desde el club opinan que una plantilla con tantas variables/recursos debe ofrecer/proponer algo más. Unos comentarios/críticas internas hacia el entrenador italiano que están encontrando en el vestuario blanco a sus mejores defensores y en Ramos al portavoz oficial.



Las frases del sevillano ante los medios que suben a los altares a Carlo partido sí, partido también, más allá del resultado o imagen del equipo, no son nuevas.



“Aquí el mayor mandatario siempre es el entrenador”, dijo Sergio al ser preguntado por el rol del técnico tras vencer al Levante el pasado domingo, para rematar: “Más que un gran entrenador, Ancelotti es una gran persona. Es digno de admirar por cómo controla las situaciones en los momentos difíciles. Si hay uno que merece respeto por los resultados y no por el nombre, como otros a los que se les ha permitido todo, es Ancelotti”.



El mensaje, este último, que escoció de valiente en las alturas, fue para la directiva que defendió a José Mourinho sin mostrar fisuras solo por ganar la Copa de 2011. La misma directiva que tardó meses en respaldar públicamente a Ancelotti, héroe de la Décima.