El vestuario del Barça, indignado con el trato de favor
Las dos últimas agresiones impunes del portugués contrastan con la meticulosidad con la que los árbitros dirigen al Barcelona.
Las dos últimas agresiones sin balón de Cristiano Ronaldo en el campeonato de Liga que han quedado sin sanción han sacado de quicio al vestuario del FC Barcelona, que se ha sentido perseguido por los arbitros con las expulsiones de Piqué, por un supuesto insulto al árbitro asistente que el árbitro no oyó, y de Mascherano, por acordarse de la concha de la madre de otro árbitro asistente. A Piqué le cayeron cuatro partidos. A Mascherano dos.
Los jugadores entienden también que Clos Gómez, en el partido de ayer ante el Villarreal, estuvo más pendiente de buscarles las cosquillas para enseñarles el máximo número de tarjetas en el partido previo al clásico que por impartir justicia de verdad. El vestuario del Barça no entiende que el colegiado prohibiera a Neymar lucir una cinta en su frente y en cambio José Luis González González, que de acuerdo a la denuncia reciente de un árbitro asistente, también habría sido tocado por el Comité de Árbitros para favorecer al Real Madrid en el clásico a través de su linier, pasó por alto una jugada en la que James paró el partido para coger el balón con las manos y decidir unilateralmente que había que cambiarlo, y también una clara agresión de Cristiano Ronaldo a un jugador sevillista.
Si la semana pasada ya se produjo un patadón sin balón de la estrella portuguesa a un jugador del Las Palmas, ahora encadena otra acción de tarjeta roja con un puñetazo a la cabeza por la espalda a un jugador de Sevilla sin balón por medio. En el Barça sus jugadores empiezan a cansarse de la meticulosidad de los árbitros con ellos y de la manga ancha que tiene Cristiano Ronaldo para repartir mamporros con total impunidad.