La batalla del Madrid contra los vicios que mueven el vestuario
Nuevo rumbo. Florentino Pérez ha cogido al timón y llamado a filas a un marinero obediente y servicial como Rafa Benítez
El madrileño no tiene el pedigrí del pasado pero responde a las órdenes del comandante como el primero. Y esto gusta en el Madrid. A Carlo no se le conocía discusión airada, ni grito, ni un aquí mando yo, ni imposición con los jugadores en su paso por el Real. Una realidad a la que el técnico madrileño le ha dado la vuelta como a un calcetín. Mientras Carletto consiguió los éxitos desde el diálogo, la comunicación y el entendimiento con el otro, una manera de ser que se impregnó en el vestuario levantado ampollas en el palco, Rafa Benítez ha marcado al personal de entrada.
Los vicios del vestuario, gran preocupación del presidente, y motivo principal para largar al italiano están desapareciendo. Las órdenes del presidente fueron precisas y Rafa las ha aplicado a pie juntillas: bajar los humos a los Ramos y compañía. Se terminaron los privilegios. El querer ser más que el propio club. El Madrid está por encima de todos y cada uno del vestuario y el que no entienda algo así, estará en la calle. La mano dura va a marcar el inicio y final de la era Benítez para bien o para mal y por más que se quejen/filtren los señalados.
Desde el Real deslizan que en un puñado de meses se ha logrado poner firme al personal, cada crítica/comentario en contra de Rafa por su dureza es tomado como una victoria en el palco. El presidente afirma que los futbolistas han dejado de ser 'niños mimados', de sentirse relajados, excesivamente cómodos, para hacer de la exigencia el día a día. Ya no hay jugadores de primera/segundo o, al menos, las diferencias entre unos y otros no son tan marcadas. En el nuevo Madrid cualquier despiste puede costarte el puesto, aunque claro está, sigue habiendo excepciones -Gareth Bale-. Los vicios del pasado son, en su mayoría, cosa ya del pasado.