Lo que ocurrió en el vestuario del Barça tras ganar al Eibar

La plantilla es muy consciente de la situación real del equipo

Suárez y punto. El uruguayo, con la clarividencia de Neymar, volvió a firmar una victoria que deja posos de preocupación en la caseta azulgrana. El equipo no se siente en plenitud. Ante un Eibar de segundo se rascaron los tres punto y punto: el vestuario se sabe en alambre y no lo esconde de puertas a dentro.

 

En la plantilla del Barça, al término de partido, predominaban las caras largas: no gustó el encuentro. La sensación que se ha instalado en la caseta azulgrana es que este equipo ha perdido brillo. Las dificultades para doblegar a un rival luchador fueron excesivas para un Barcelona superior línea por línea.

 

Existe el convencimiento de que el Barça sigue un peldaño por debajo en este inicio de curso. Los pesos pesados señalan la falta de relevos de garantía para mitigar sanciones -Mascherano-/lesiones que pueden hacer de este primer tramo de la campaña un vía crucis. El equipo depende, más que nunca, de sus cracks: Suárez/Neymar, una fórmula que deja al grupo en manos de una única suerte.

 

El once del Barça echa de menos más variables, propuestas que desatasquen partidos rocosos ante rivales que parecen haber tomado la matrícula al juego culé. El regusto de boca, pese a al victoria, fue amargo. El equipo esperaba más de sí mismo frente a un rival sin galones en el Camp Nou. De puertas a fuera goleada y alegría, de puertas a dentro, la verdad: esto no va. Hay margen de mejora, pero en la plantilla nadie esconde que hasta enero la cuesta puede dejarlos en el camino.