El formato de éxito que podría adoptar la Copa del Rey
En España está el mejor ejemplo de cómo se podría revitalizar el interés por un torneo "olvidado"
La pasada temporada, la final de la Copa del Rey entre el Barça y el Real Madrid atrajo la atención de once millones de espectadores, un 60 por ciento del share televisivo, todo un récord en nuestro país. Sin embargo, sería un ejercicio incorrecto extender estas cifras de seguimiento a todo el torneo, una competición lastrada por numerosos motivos. El principal -con la complicidad de los grandes- la falta de competitividad debido al formato de doble partido, que elimina enormemente las posibilidades de que los clubes más modestos y, por ende, los equipos de divisiones inferiores a la Primera, den la sorpresa. Junto a esta quimera denunciada por todos desde hace años suma el hecho de que para un club con posibilidades, sea casi más fácil acudir a la Champions League siendo cuarto en la Liga que disputar la Europa League ganando el torneo del KO.
La Copa no interesa. Es una expresión más que utilizada en la calle mientras los estamentos de nuestro fútbol siguen haciendo oídos sordos. También se hacen los ciegos. Volviendo a la temporada pasada y haciendo un repaso de números, nos encontramos con que en encuentros de vuelta de dieciseisavos de final que involucraron a equipos como Valencia o Atlético de Madrid, no se alcanzó siquiera el 30 por ciento de utilización del aforo de los estadios de Primera División. Incluso en octavos de final, en el choque de vuelta que enfrentó a Barcelona y Levante, la asistencia al Camp Nou fue de un 24 por ciento.
La televisión ofrece mejores cifras, pero que sólo son realmente buenas cuando se llega a partidos de enjundia. Canal Plus, sin ir más lejos, acaba de hacer buenos números con la coincidencia de las eliminatorias Atlético - Real Madrid en octavos de final de la presente edición, y después con el Atlético - Barça, pero la falta de preocupación por el aficionado y el futbolista es manifiesta. En la FA CUP inglesa, sin ir más lejos, las gradas de los estadios suelen casi copar el 100% de ocupación.
EL PARTIDO ÚNICO COMO PRIMER PASO
No hace falta profundizar en el ya más que masticado debate sobre imponer (otra vez) el formato a partido único, tan popular por su éxito precisamente en las islas británicas y deseado por muchos en la Copa española. Pero, además, la mala situación de uno de los torneos más bonitos que tenemos en nuestro fútbol podría verse revertida atendiendo, como mejor ejemplo, a otra Copa de la que disfrutamos en casa: La Copa de baloncesto, que arranca precisamente esta semana en Gran Canaria y que arroja datos esclarecedores: La presencia de más de 400 periodistas acreditados de todas las partes del mundo y el enorme interés que la competición despierta en Estados Unidos (será seguida en 110 países), nación no precisamente famosa por darle bola al deporte de fuera. Menos al baloncesto.
Un parón liguero para centrar atenciones en la Copa, en la que participan los mejores equipos del país, y con toda la organización radicada en una sola ciudad, que durante unos días vive por y para el baloncesto. Es una idea magnífica para patrocinadores, servicios y hostelería entre otros sectores. Todo ello sin contar con la emoción del partido único y la liberación que supone "terminar" con la competición en sólo una semana para centrarse después en las demás. ¿Se imaginan algo similar en fútbol? Añadiendo otra reivindicación ya con solera, el hecho de que el campeón copero acuda a la Liga de Campeones en lugar de a la Europa League, competición que sí debería reservarse para el cuarto en la Liga, podría revitalizarse uno de los torneos más emocionantes del país.