Llegó el día y el Camp Nou espera al Real Madrid a su hora maldita
Es el día del gran clásico. El día que sabremos si finalmente el Real Madrid se ve inmerso en una crisis deportiva que puede acabar con el año o si consigue darle la vuelta a la situación.
Día de clásico en el Camp Nou. A las 21:00, hora local. Esa hora maldita en la que el Real Madrid nunca ha ganado en el Camp Nou. 5 derrotas cuando ha saltado al campo cuando el reloj señalaba las nueve de la noche.
Hoy volverá a hacerlo queriendo romper estadísticas y rachas. La prensa de Barcelona ve una profunda crisis deportiva en los últimos malos resultados de los blancos. La prensa de Madrid confía en que un partido como este es algo especial y cualquier cosa puede pasar. Eso es cierto, pero también lo es que los azulgranas llegan al choque siendo líderes, después de darle la vuelta a la clasificación, y cuando ya todo el mundo pensaba que esto iba a ser un paseo militar para los blancos.
Para el Real Madrid este 2015 no esta siendo bueno. Derrotas, empates, mal juego, pitos de la afición, jugadores cuestionados. Hasta se habla del posible traspaso millonario de Cristiano a final de temporada. Nada importa, y a buen seguro que una derrota esta noche, y según como se produzca, puede tener series consecuencias para el club y el equipo. En estas instituciones la paciencia escasea y los nervios afloran desde el minuto uno.
Hay varios cuestionados en el cuadro blanco, pero quizás los más importantes son Casillas, Ancelotti y Ronaldo. El primero no goza ya de la total confianza desde su polémica con Mourinho. No se le perdona ya fallo alguno, y al no ser titular indiscutible para ningún entrenador la afición se siente con derecho a criticarlo. Seguramente el tiempo volverá a poner en su sitio a uno de los mejores guardametas de la historia del club blanco, pero no es su momento. Por su parte, el técnico italiano ha empezado a ser pitado por la afición. Se le critica su mano 'blanda', pero ya sabían como era cuando se fichó. De hecho, cuando las cosas salen bien es esa característica la primera que se ensalza. Ya se sabe, cuando la pelota no entra... Carlo Ancelotti es fiel a su estilo, volverá a alinear a sus mejores jugadores disponibles esta noche, con el mismo esquema que siempre, esperando que esta vez le dé los resultados soñados. Y como no, Cristiano Ronaldo. Sus careos con la afición el pasado domingo no han gustado. Como tampoco su actitud, sus desplantes, sus declaraciones y sus fiestas. Pero es Cristiano en estado puro. Él lo tiene claro, mientras vista la camiseta del Real Madrid saldrá cada partido a darlo todo, aunque nada en la vida es definitivo. El Manchester United ya ha empezado a mover en la prensa su interés por recuperar al internacional portugués, y eso no ha gustado en la casa blanca.
En el otro bando, Messi está como nunca. Disfruta como nunca sobre el terreno de juego, se gusta, golea, asiste. Lidera a un Barça que ha recuperado el juego, los resultados y su sintonía con la afición. El socio ha vuelto a la grada, en un año en que difícilmente se superaba la media entrada los días de partido. La ilusión ha vuelto al Camp Nou, y eso ha sido mérito del argentino. Su sociedad, la MSN ha conseguido superar a la ensalzada BBC blanca, y eso que los inicios de Luis Suárez en este equipo fueron más que discretos. Messi ya es pichichi, ha superado a Ronaldo, y es el que más goles ha conseguido en la historia de los clásicos, 21. Por otro lado, ya se ha superado la crisis de vestuario entre el crack argentino y el técnico Luis Enrique. De hecho el asturiano aprovecha cualquier circunstancia para hablar de él como el mejor de la historia. Quiere hacer las paces, que todo quede olvidado, y eso es bueno para el Barcelona. El técnico azulgrana ha superado su peor momento en el banquillo, y si hoy derrota al Real Madrid habrá dado un paso de gigante para seguir sentado ahí la próxima temporada.
Messi es la amenaza de este Barça, Cristiano la esperanza. El argentino llega a tope, pero el portugués tiene más ganas que nunca. Serán los principales protagonistas, pero detrás de ellos habrá muchos más. El Camp Nou no decidirá esta liga, pero a buen seguro que el que gane saldrá convencido de que el título puede ser suyo.