La victoria frente al Leverkusen deja tocados de muerte en el vestuario

Varios jugadores siguen sin pasar el corte

Verdades. Ahora, más que nunca, se necesita multiplicar capacidades. Cualquier desajuste chirría. Ante el Bayer dos jugadores se llevaron los palos en el palco: Mathieu, y muy especialmente, Sandro. El francés, en su segundo año en el Barça, no convence. En la zona noble del Camp Nou no se muerden la lengua: nos dieron gato por libre. A juicio de los que manda, directiva, un único pensamiento se impone: el francés no tiene el nivel exigible para estar en el Barça. El traspaso, cuentan ahora, fue desproporcionado. El jugador no ha justificado con juego el desembolso que cargan a Andoni Zubizarreta. Está más que nominado para salir el próximo verano con viento fresco.

 

Lo de Sandro, por su parte, es todo ilusión y nada más. En la ejecutiva ya hay quien lo compara con el caso de Monotya, un futbolista que se metió bajo el ala del Barcelona y a al que sacó la cabeza fuera -su cesión al Inter- quedó desnudado: aún no ha debutado en el calcio y los italianos lo quieren devolver este mismo enero. Sandro no tiene nivel, no es jugador del Barça, ni para el Barça. Molesta en ataque.

 

Alves. Se afirma que desde que ha renovado parece otro. La intensidad no es la misma, ha bajado en revoluciones y poco o nada queda del Dani que 'obligó' al club a tirar de chequera para retenerlo.

 

Ter Stegen. Una de cal y otra de arena. Volvió a cantar frente al Bayer. Hombre de Zubizarreta, en las alturas le tienen la cruz puesta, también en el vestuario. El regreso de Bravo apaciguará un debate que ha 'matado' al germano en el Barça.

 

Y Neymar, tocada, pero no muerto. El brsileño, en la primera oportunidad que tuvo para hacer de Messi, no estuvo a la altura. El peso del equipo le queda grande. Leo es Leo y por más que 'Ney', a sus espaldas, asegure estar igual o más preparado para liderar a un 'grande', en cuanto tiene la oportunidad, fracasa.