La verdad sobre los mensajes (y más cosas) entre Benítez y Jesé desde junio
Por mucho que quiera darle normalidad, el técnico no puede evitar que haya 'caso Jesé' en la prensa y la calle; ahora bien, no todo es tan malo como se pinta
Jesé Rodríguez ha acaparado la inmensa mayoría de los comentarios previos al partido que el Real Madrid disputa este miércoles en el Nuevo San Mamés de Bilbao ante el Athletic Club (21:00 horas). Algo a la vez ilógico pero previsible, teniendo en cuenta que el canario no ha tenido ni un sólo minuto después del debut liguero del equipo blanco en Gijón a finales de agosto y que, por tanto, debería ser un tema residual en un día en el que el Madrid y Benítez se juegan buena parte de la credibilidad de su proyecto, al menos en sus primeros compases del año.
Pero ya se sabe que en la actualidad que gira en torno al club merengue casi siempre interesa más lo que está fuera del césped. Y si a unos les va bien porque juegan, hay morbo por debatir por cómo están los que no lo hacen. En el caso de Jesé Rodríguez, el chico más prometedor de la cantera blanca desde hace años y alguien a quien se le viene esperando desde que se rompiera a principios de 2014, justo cuando estaba tumbando a patadas la puerta del primer equipo y de la titularidad (sí, de verdad) de una forma que no se recordaba en el club desde hacía muchísimo tiempo, su estancamiento escuece bastante a esa parte del madridismo que desea fervientemente una cuota importante de producto nacional y de cantera en el equipo.
Tras recuperarse de su rotura de ligamentos a finales de 2014 y empezar a entrar en los planes de Carlo Ancelotti poco a poco, de momento, el año 2015 no le ha supuesto excesivas alegrías al canario. Juega poco y de momento no ha vuelto a ser el mismo que fue antes de lesionarse. Ha protagonizado algunos episodios que han recordado al Jesé más 'crío', ese niño rebelde a quien se tuvo que mimar y 'limar' a partes iguales en las categorías inferiores del Real Madrid. Se dijo que su falta de forma tras la lesión se debía a que necesitaba una pretemporada en condiciones y así ha sido este verano, en el que desde luego su evolución física ha sido aceptablemente buena. El problema es que no se está traduciendo ni en goles, ni en jugadas como las que hacía en sus primeros días en la plantilla con el técnico italiano.
"No hay ningún caso Jesé, soy el primero que apuesta por él y lo seguiré haciendo. Tengo que intentar que sea mejor futbolista, como con los más jóvenes, que tienen que apretar para acercarse al nivel de los que han demostrado durante muchos años que son los mejores del mundo". De estas palabras de Rafa Benítez, esta semana en rueda de prensa, a las que pronunció sobre el delantero a principios de junio ("la calidad la tiene y se necesita actitud y también la tiene") hay un trecho. No se puede negar que el entrenador le haya dado confianza, pues fue de los que más jugó de toda la plantilla este verano y fue titular en El Molinón en un debut en Liga no sólo de un equipo grande, sino de todo un proyecto nuevo. Eso no es poco. Pero también es inevitable que se note públicamente que tras ese positivismo inicial, su progresión se ha estancado por rendimiento sobre el césped y al técnico no le ha quedado más remedio que 'meterle un poco en cintura'.
Ancelotti también lo hizo en su día, dejándole fuera de las convocatorias en más de una ocasión al principio. El gran problema de Jesé es su fuerte carácter y su tendencia a no pensar sólo en el fútbol, como hace pocas fechas ante el Espanyol, cuando mostró públicamente su malestar en el banquillo tras sentarse de nuevo después de haber estado calentando durante muchos minutos. Entre el técnico y el jugador ha habido charlas y Benítez insiste en calmar las aguas, pero en el fondo sabe que está puliendo al futbolista para que no se pierda o, al menos, haciendo todo lo posible. El problema para ambos es que el Madrid no espera a nadie.