Lo que esconde el "no hablé para no hacer daño al club" de Iker Casillas
El portero se sincera en una entrevista en El Mundo, pero deja entrever que se ha guardado muchas cosas dentro de su salida del Madrid
Iker Casillas ha hablado sobre su adiós al Real Madrid en una entrevista concedida a 'Papel', revista del diario El Mundo, de la que de momento sólo han trascendido algunos avances muy significativos. Sobre todo los referidos al acto mismo de despedida que tuvo en el que fue su club de toda la vida antes de poner rumbo a Oporto. En pocas frases, un Iker comedido y con intenciones de poner paz es también, casi sin quererlo, bastante elocuente.
"He sufrido porque se hablaban demasiadas cosas desde fuera. En su momento yo preferí guardar silencio porque en ningún momento pretendía hacer daño a mi club y hablaban otros... De mí, no por mí [...] Pero no me importa. Nunca hablaré mal del Madrid ni de su presidente [...] La despedida es la despedida que tuve. Ni más ni menos. No voy a mirar atrás ni a compararla con la de otros jugadores. Es la mía y la que quedará".
¿Qué sacar en claro de todo este asunto? Fundamentalmente, el hecho de que Casillas reconoce que 'se calla' cosas. Eso da a entender que tiene muchos sentimientos encontrados sobre todo lo que le pasó durante sus tres últimos años en el Real Madrid. Algo que, probablemente, ni él mismo quiere seguir recordando para no empañar toda una vida defendiendo los colores del conjunto blanco, guste o no guste a la gente.
Buena parte de esas opiniones escondidas las revela cuando habla de los que "hablaron de él, no por él", y en este sentido podría referirse tanto a aquellos que a día de hoy aún siguen 'atizándole' cada vez que tienen oportunidad, con dada fallo suyo o cada gesto o declaración pública, acusándole de 'topo filtrador' y de mala persona como poco, como de esos otros que, intentando ayudarle, exageraron cada parada suya en los tres últimos cursos futbolísticos tanto que acabaron haciéndole daño a ojos de los aficionados.
Se trata, sin duda, de unas palabras que delatan una actitud que, sin querer decir nada ya revela muchas cosas, cosas que quizá vean la luz dentro de muchos años, cuando todo se calme. Lo que está claro es que la figura de Iker Casillas ya no pasará desapercibida para nadie, al menos en la generación a la que le tocó vivir su ocaso en el Real Madrid. Será amado u odiado a partes iguales, sin remedio... y sin coherencia.