El ataque (desmentido) a Carlos Vela que pone patas arriba la Real Sociedad

El mexicano fue sincero sobre sus intenciones de futuro y provoca nervios en San Sebastián

Las últimas declaraciones del mexicano Carlos Vela han levantado la polémica en la Real. El mexicano dio por buenos los temidos rumores que le sitúan más fuera que dentro del club a largo plazo, al reconocer que valoró su salida del equipo este verano y que está abierto a marcharse en los próximos meses. El jugador franquicia de la entidad donostiarra ha provocado un terremoto.

 

“Hablé con el presidente, como siempre hablo cuando tengo opciones. Nos mantuvimos todo el verano en contacto. Claro que hablamos. No le dije me voy o no juego, pero sí que hablé con él. Cada mercado hay opciones. Este año ha sido el que más opciones ha habido de que pudiera moverme, pero no pasó nada al final y aquí estamos. Pero cuando hay opciones uno valora las cosas y sí lo pensé. La de la MSL estadounidense era la que más me atraía. Era interesante estar cerca de mi país y me hizo dudar de lo que quieres, de lo que en esos momentos más te llama. No se dio. Eso pasó. Ya no está en mis manos. Hasta enero estaré feliz en la Real. Después no sé qué puede pasar. Siempre que esté abierto el mercado pueden pasar cosas y lo mismo el próximo verano. Opciones siempre va a haber. Pero hasta que eso llegue voy a dar mi máximo esfuerzo como siempre lo he hecho en este club. Estoy comprometido y voy a dar mi mejor esfuerzo. Trabajo duro para llegar a mi nivel y poner al equipo lo más arriba posible. Lo único que puedo hacer es dar el máximo en cada partido aquí y ayudar a mis compañeros a que la cosa vaya bien”, explicó.

 

Las reacciones a estas palabras no se hicieron esperar. También algunas acusaciones graves. El periodista Imanol Arruti, cercano a la actualidad del club txuri urdin, llegó a asegurar que el futbolista había finjido una lesión este verano para salir de la Real, algo que otros profesionales del entorno realista negaron, como Oier Fano.

 

Ahora el debate se centra entre el perdón al jugador por "haber sido sincero, al menos" y el temor de que se marche del equipo, dejándole huérfano de estrellas y en una temporada en la que el comienzo no ha sido el esperado, tras dos empates y una derrota en las primeras tres jornadas.