Luis Enrique dice basta, se harta y le pone la cruz a Ter Stegen

Su error en el humillante gol de Roma es el vaso que colma la paciencia del técnico barcelonista.

Aunque de puertas para afuera todos hagan frente común y Piqué diga que "Ter Stegen nos facilita mucho la vida a los centrales" y Luis Enrique afirme que "la culpa del fallo de Ter Stegen es mía", lo cierto es que la desconfianza que genera el portero alemán entre sus compañeros y el técnico decrece de manera proporcional al aumento en la sensación de seguridad que proporciona Claudio Bravo. En el vestuario no hay dudas. El portero titular del Barça es Claudio Bravo y Ter Stegen está todavía muy verde para ser uno de ellos. Sus propios compañeros consideran que la portería del Barcelona le viene grande, aunque públicamente no se atrevan a admitirlo.

 

Y Luis Enrique no escapa de esa sensación de desconfianza hacia el meta alemán, que cuenta sus actuaciones por errores garrafales, como el de ayer. Una cosa es que esté adelantado y otra que se quede parado y haga vista en un gol humillante en el que pudo hacer algo más. No era un problema de colocación. Simplemente decidió que ese balón se iba afuera y no fue a por él. Y como llueve sobre mojado, Luis Enrique estudia la manera de acabar con esta situación colocando a Bravo en la portería también en la Champions League. Se lo ha ganado.

 

La explicación que dará el técnico es que no quiere quemar a Ter Stegen y que le da un descanso para frenar esta hemorragia de situaciones desgraciadas que le persiguen. La realidad es que el técnico y los jugadores quieren afrontar los partidos con tranquilidad y sin sustos, algo que es posible con Claudio Bravo y no con Ter Stegen.