El plan para evitar más lesiones de Bale, un deber (peligroso) para Benítez

El entrenador sabe que debe dosificarlo y en el club se preguntan qué método seguir con él

Los datos sobre la pérdida de minutos de juego de Gareth Bale desde que es futbolista del Real Madrid debido a sus continuas lesiones empiezan a ser un grave dolor de cabeza para la directiva blanca. Son cifras imposibles de tapar (aunque no haya excesivas ganas de hacerlo) y accesibles a cualquiera que quiera hacer análisis con un ordenador a mano: Titular en 84 de 124 partidos, menos de un 70 por ciento del total siendo indiscutible, según datos extraídos de El Confidencial. Está claro que, al menos hasta ahora, el galés es un jugador tendente a lesionarse.

 

La cuestión no sería un problema tan grave si se tratara de otro futbolista. Pero hablamos del hombre por el cual se pagaron 100 millones de euros en el verano de 2013; el tipo llamado a sustituir a Cristiano Ronaldo a largo plazo como bandera del club, y el escogido por las altas esferas como el próximo gran icono mundial de la entidad, tanto sobre el césped como fuera de él. No puede ser un "futbolista de cristal", apodo que en su día acogió de mala gana el ex madridista Arjen Robben, un hombre tan querido y odiado en el Bernabéu a partes iguales por su díscolo carácter y su afán de protagonismo como por su calidad incuestionable, que dejó con altibajos debido, precisamente, por sus largas rachas de ausencia debido a sus periodos de baja.

 

Está claro que el Madrid ya ha tomado con buena nota que debe hacer algo con Bale, someterle a un control más exhaustivo y a planes específicos de entrenamiento. Su previsible rotura muscular ante el Shakhtar no es la primera en poco más de dos años de blanco, y además arrastra un historial ligeramente preocupante: operación de ligamentos del tobillo izquierdo en 2007 y de menisco de su rodilla izquierda en 2009, entre otras muchas dolencias. Se trata de un jugador explosivo y que se vale casi exclusivamente de su físico para marcar las diferencias, lo que acrecienta el riesgo de que pierda potencial y valor de mercado si estas lesiones siguen produciéndose con asiduidad.

 

Ante esto, el Madrid le seguirá con lupa; tendrá revisiones continuas en las sesiones de entrenamiento habituales del equipo y será supervisado más que otros, incluso pudiendo sufrir cambios en sus regímenes de alimentación o modo de correr. Pero, por encima de todo, está claro que debe someterse a esas tan temidas rotaciones que todo crack odia y de las que Benítez es tan partidario. El entrenador blanco, no obstante, sabe perfectamente con quién puede 'ensañarse' y con quien no en este apartado, y se verá en la tesitura de querer rotar con el galés y estar 'vigilado' por el palco, un tira y afloja constante para cualquier técnico del Madrid. Pero, si no lo hace, se expondrá a las críticas si Bale sigue recayendo de sus lesiones. Y ya se sabe por qué fue 'fulminado' Ancelotti. La línea entre el éxito y el fracaso para el técnico en este apartado es más que fina.