Mosqueo en el vestuario del Barça por la sanción a Piqué que mira al Madrid

En el club no ven nada claro el tono de la sanción por la ausencia de evidencias

El Barcelona anda con la mosca detrás de la oreja. El club y el vestuario han recibido con cierta incredulidad la sanción de cuatro partidos a Gerard Piqué tras su equivocación en el partido de vuelta de la Supercopa contra el Athletic, y todo debido a ciertos detalles que han rodeado la misma y que, a ojos de futbolistas, cuerpo técnico y despachos, no cuadran para nada. Para empezar, en el club extraña que en un encuentro en el Camp Nou (como en casi cualquier campo hoy en día), donde absolutamente cualquier detalle queda siempre reflejado en las decenas de cámaras de televisión, no haya ni una sola toma en la que se compruebe que, efectivamente, Piqué insulte al linier o diga las palabras que, según Velasco Carballo, le dijo al juez de banda. Por si fuera poco, sigue mosqueando y mucho el hecho de que el árbitro se dirigiera al central azulgrana ya con la cartulina roja en la mano, sin esperar las explicaciones de su asistente. Dos cosas que invitan a dudar sobre la premeditación de los hechos.

 

Pese a esa ausencia de imágenes, a Piqué le ha caído un castigo que le hará perderse cuatro partidos, lo que supone que el Barcelona afrontará el exigente inicio de Liga con la defensa en cuadro, justo la línea donde más ha sufrido en pretemporada. Visitar San Mamés o jugar contra el Málaga, rivales que la temporada pasada o este verano fueron un duro escollo para los de Luis Enrique ya fue tomado en su día como un guiño que contrasta con la facilidad del inicio del calendario para el Real Madrid, en una campaña en la que los de Benítez tienen mucho más que perder que el propio Barça.

 

Las palabras de Simeone en los inicios del verano apuntando a una Liga "preparada" para el Madrid, los comentarios del vestuario culé tras sortearse el calendario ("parece que quieran que perdamos la Liga")... todo apunta a una temporada en la que se dará cierto 'cuartelillo' a los blancos, y ahora la sanción a Piqué allana un poco más el camino. O, al menos, no ayuda.

 

El vestuario blaugrana empieza con dudas. No sólo por el juego propio, sino por los movimientos externos. Y una vez más, apuntan a la capital.