China deja KO a Mercedes y a las marcas europeas de lujo con nuevo impuesto
China penaliza a los fabricantes premium
Lo sabemos todos: Europa penaliza las importaciones de coches eléctricos chinos con el objetivo de producir la industria local del automóvil, pero China está cansada ya de asistir a ese agravio sin mover un dedo. Su respuesta, más sibilina, no afecta de momento a todos los modelos europeos, sino únicamente a los coches de lujo.
Hoy, Mercedes Porsche y Land Rover, están pasándolo como mínimo tan mal como ya lo pasan desde hace años marcas de ultralujo como Bentley, Aston Martin y Rolls Royce. Allí, en China, comprar un coche de más de 166.000 euros estaba gravado con un impuesto adicional del 10%. Ahora, el umbral es más bajo y afecta a cualquier coche cuyo precio pase de 115.000 euros.
Un problema para las marcas premium
El rápido crecimiento económico chino ha generado una clase de millonarios capaces de comprar casi cualquier cosa y que se enamoró muy pronto de las grandes marcas europeas del sector del lujo. Coches como el Serie 7 de BMW o el Clase S de Mercedes tenían un amplio público que podría verse reducido con la nueva tasa, que afecta ademássólo a dos marcas asiáticas: Yangwang (su U8 pasa de 115.000 euros) o el Huawei Maextro.
Caídas en las ventas
De momento, Mercedes (que vende 100.000 coches al año en el gigante asiático) ha visto caer sus ventas un 14% en el primer semestre. Porsche ha experimentado menguas del 37%, Audi del 10% y Jaguar Land Rover, del 31%. La marca británica, en vista de que el Gobierno Chino no piensa rectificar, ha anunciado que piensa asumir el impuesto durante un tiempo para evitar que las ventas todavía caigan más y su todavía frágil estructura en China acabe derrumbándose. BMW, al tiempo, ha visto como se reducían sus ventas en un 15%. ¿Hay alguna solución? Seguramente no, ya que China no eliminará el impuesto mientras Estados Unidos y la UE siguen penalizando a sus coches eléctricos. Y eso, visto el avance del proteccionismo que imponen Trump y los burócratas de Bruselas, parece que va a seguir durando muchos años. Lo peor de todo es que el libre comercio se inventó en Europa, pero nadie parece acordarse.