Valentino Rossi cuenta la verdad más dura (y el drama llega a Marc Márquez)

El piloto de Yamaha habla sin tapujos

Valentino Rossi es todo corazón. El piloto de Yamaha se confiesa al hablar de uno de sus mejores amigos den MotoGP, el fallecido, Marco Simoncelli.

El accidente que se llevó la vida de su compatriota el 23 de octubre de 2011 marcó a un ‘Vale’ que cuenta un drama que conocen bien pilotos como Marc Márquez, Jorge Lorenzo y compañía.

“Éramos muy amigos. Estábamos juntos casi todos los días, al menos, cinco o seis días a la semana. Casi siempre, al acabar el entrenamiento, íbamos a cenar a casa de Carlo Casabianca, su preparador físico. El ‘Sic’ llevaba el sushi y comía el doble que nosotros, que le mandábamos a... Estaba bien. Estar implicado en el accidente fue algo devastador. Personalmente, fue difícil superarlo, pero nunca pensé en retirarme. Me disgustó, pero estaba allí. Quizá, si hubiera estado dos motos más adelante, habría sido un poco más fácil. Pero con el tiempo todo pasa y cuando pienso en el Sic sólo tengo recuerdos positivos. Al final, sucedió así y no se puede hacer nada. Salí adelante por amor. Si no, ya lo habría dejado porque una situación como aquella del incidente de Marco no la superas. Ya era mayor, había ganado varios Mundiales, podía decir basta. Intenté dividir las dos cosas: el dolor y lo que se tiene que hacer para superarlo. Luego, pensé en mi carrera, que quería continuar, quería volver a Yamaha y volver a ganar", desgrana en 'Riders'.

Valentino cuenta sus inicios con Simoncelli en su academia de pilotos. "La Academy es el aspecto que más me gusta de todos. Nos gustó hacerla. Todo nació con Marco Simoncelli, que en el 2006-2007 estaba en crisis. No iba fuerte y me dijo: 'Vale, estoy en la m... y no veo ni un rayo de luz. ¿Me dejas ver cómo te entrenas? ¿Me echas una mano? ¿nos entrenamos juntos?'. Yo era amigo de Marco, pero, como todos, éramos celosos de nuestro modo de preparar las carreras. Estábamos dudando. Pero, al final, Sic era simpático y me dije: 'Está bien si hay alguno que me haga compañía cuando me entreno o cuando voy a dar vueltas con la moto de cross'. Pensé que sería un modo para crecer y hacerme más fuerte. Ahí nace la Academy. Mientras tanto, llegó Franco Morbidelli y, luego, por desgracia, llega el incidente del Sic. Así que, también un poco para recordarle y seguir adelante con esto en su honor, seguimos con el proyecto. Tras Morbidelli, estaba mi hermano, que había empezado a correr con su padre y le decíamos: '¿Pero estás seguro?'. Me parecía extraño. Después, el resto, vino de forma natural, como consecuencia de ello. Como Migno. En el 'paddock', le veíamos dar vueltas en bici y nos hacía reír porque era muy pequeño. Nos dijimos: 'Cojamos a Migno y echémosle una mano'. No quiero decir que todo fuera casual, pero salió así", recuerda.

 

Por último, Rossi cuenta el porqué de su ritual antes de subirse a la moto. "Todo nace del Campeonato italiano. No tenía el mono hecho a mi medida y cuando salía me molestaba. Por eso hacía ese movimiento, para ponerlo en su lugar en las rodillas y a la altura del asiento. Me arrodillaba y, luego, me acercaba a la pista. Se convirtió en un ritual, incluso cuando ya me hicieron el mono con mi talla. No es un rezo, sino un momento de concentración porque, cuando se va en moto, ya sea a correr o a la calle, debes estar concentrado. Es algo peligroso. Lo hago para olvidarme de lo que ha pasado hasta entonces y pensar sólo en pilotar. Me subo por el lado derecho porque por ahí está la maneta del gas", concluye.