Un expiloto destapa el gran error de Bagnaia con Márquez
Un expiloto reflexiona sobre las dificultades recientes de Bagnaia
Cuando Marc Márquez anunció su fichaje por Ducati, el ambiente en MotoGP se llenó de expectativas. Todos imaginaban un duelo histórico contra Pecco Bagnaia. Dos campeones. Dos estilos. Una rivalidad que prometía ser legendaria.
Pero la realidad ha sido distinta. El italiano no ha logrado ser ese rival que muchos esperaban. No solo está lejos en puntos. También en sensaciones. Cada carrera lo aleja un poco más de la lucha.
Rubén Xaus, expiloto y voz autorizada del paddock, lo tiene claro. Según él, el gran error de Bagnaia fue no reconocer desde el primer momento que Márquez era mejor. No se trata solo de velocidad. Es cuestión de mentalidad.
“El deporte de élite es puro estado emocional”, asegura. Y en ese terreno, Marc ha jugado con ventaja. Bagnaia, por el contrario, ha sufrido distracciones. Ha visto cómo su compañero hace que todo parezca fácil. Y eso, psicológicamente, pesa.
El poder de Márquez
Xaus describe a Márquez como un piloto en control absoluto. Un hombre que ha atacado en la primera mitad del campeonato y ahora gestiona con frialdad. No necesita arriesgar. Tiene margen. Tiene puntos. Y eso le da una tranquilidad peligrosa para los demás.
En Hungría, el expiloto observó algo clave: Marc sabe esperar. Deja que otros cometan errores y entonces actúa. Es cálculo. Es paciencia. Y es algo que Bagnaia no ha sabido contrarrestar.
“Cuando un piloto tiene margen, puede jugar. Y cuando juegas, destrozas”, sentencia Xaus. Esa capacidad de manejar los tiempos, de decidir cuándo apretar y cuándo reservar fuerzas, es lo que convierte a Márquez en un rival casi invencible.
Incluso las lesiones, que en otro momento habrían sido un lastre, le han hecho más fuerte. Le han enseñado a medir. A no desperdiciar oportunidades.
Mientras tanto, Bagnaia sigue intentando encontrar la fórmula. El talento lo tiene. Nadie lo duda. Pero en MotoGP, como recuerda Xaus, no basta con ser rápido. Hay que saber gestionar la presión. Y, sobre todo, reconocer cuándo el rival es superior para adaptarse y contraatacar.
Por ahora, esa batalla de titanes sigue siendo una promesa pendiente. Y cada carrera que pasa, Marc Márquez demuestra que en Ducati, el que marca el ritmo… es él.