Sin sitio en Moto GP "por viejo" a los 28 años
El piloto británico denuncia la situación a los medios
Hace no tanto tiempo que Scott Redding pilotaba una moto en la categoría reina del mundial de motociclismo. Era 2018 y la pandemia que cambiaría el mundo conocido, aun ni se veía en el horizonte. Aquel año Redding corrió para el equipo Aprilia Racing Team Gresini sin victorias que saborear, ni podios ni tan siquiera vueltas rápidas.
Fue entonces, cuando tras cinco temporadas en Moto GP, decidió salir del mundial para probar suerte en otra competición de las dos ruedas: Superbikes. Primero lo hizo en el campeonato británico y ya en 2020 y 2021 en el Mundial. Durante esos tres años su nivel fue muy bueno y logró un título (2019), un segundo puesto (2020) y un tercer puesto (2021).
Y fue precisamente animado por estos resultados cuando Scott decidió volver a probar suerte en Moto GP. A sus 28 años sentía que había alcanzado la madurez y la experiencia necesarias para plantar batalla en una categoría por la que había pasado con más pena que gloria tiempo atrás.
Lo primero que debía hacer era, claro está, encontrar equipo. Y fue entonces cuando se dio de bruces con un problema para el que no estaba preparado: su edad. Las escuderías le fueron rechazando argumentando que su edad era un problema: “Hablé con un par de equipos, pero todos dijeron que ya tengo 28 años, que soy demasiado viejo”.
La cruda realidad para Redding y los pilotos de su quinta sin equipo es que los equipos miran cada vez más a los pilotos jóvenes para que se desarrollen en sus estructuras desde una edad cada vez más temprana, dejando en fuera de juego a los pilotos que, aun sin llegar a la treintena, son considerados demasiado mayores ya para apostar por ellos.
Es por ello que Redding deberá decidir ahora que paso dar, si esperar a la llamada de algún equipo de Moto GP a las puertas de la nueva pretemporada o decantarse por continuar en el mundial de Superbikes, donde ha cosechado sus mayores éxitos y donde aun tiene una gran motivación por delante: hacerse con el título mundial tras un segundo y un tercer puesto.