Marc Márquez y Honda juegan al despiste con Sepang y descolocan a Bagnaia y Bastianini

¿Puede ganar? Las mejoras requieren tiempo, así que en Portimao se la van a jugar

Marc Márquez ha apagado el piloto de las especulaciones y se ha puesto en marcha de cara el inicio inminente del Mundial, que llevará desde Portugal al último test de esta pretemporada y, también en suelo luso, hasta la carrera también. Y Márquez quiere estar preparado para luchar por la victoria en el trazado portugués ¿Cómo? Porque tienen (él y Honda) un plan. Es desesperado, arriesgado y posiblemente va contrarreloj, pero le sirve con tener algo a lo que aferrarse.

Decimos que cortó las especulaciones porque últimamente el de Cervera, que nunca elude preguntas, ha cerrado esa vía, al menos hasta que la temporada haya avanzado lo suficiente como para sacar conclusiones. En una entrevista en Mundo Deportivo, el ocho veces campeón del mundo aludía a esos rumores que lo sitúan dando un ultimátum a Honda o, si no llegan los resultados, mirando a otras marcas, entre ellas Ducati. Y el español era claro al respecto sobre si se plantea una fecha límite o cambiar de equipo: “no, tengo dos años con Honda, me han respetado mucho durante toda mi carrera deportiva, pero, sobre todo, durante estos años lesionado y mi objetivo es ganar y mi ilusión es volver a hacerlo con Honda”. 

A la vez, esta vez en una entrevista con Motorsport, comentaba que sí tiene esperanzas de cara a Portimao, esperanza de que todo cambie en poco tiempo cuando no lo ha hecho durante tantos meses porque así se lo han dicho en Honda ¿La razón? “tenemos muchas ideas, pero en Malasia tocaba a nivel conceptual probar cosas para ahora durante este mes hasta los test de Portimao, evolucionar y probarlas allí”. Por eso no quiere sacar conclusiones precipitadas ni para bien ni para mal demasiado prematuramente. En cualquier caso, Márquez es ante todo realista: “está claro que de un día para otro no das la vuelta completa a la situación, no puedes tener una moto que sufra mucho y al día siguiente sea la moto de los sueños. Ojalá, pero es muy difícil”.

Este optimismo, ese ‘todo a una’ que apuntaba el catalán, es lo que mosquea en Ducati, a Bagnaia y Bastianini donde se saben en mejor posición en casi todos los aspectos que los del ala dorada y su campeón, pero no quieren sentenciar al 93 hasta que haya bandera a cuadros. Por si acaso.