Alemania es sinónimo de Márquez: décima victoria del español

Su hermano también ganó, en Moto2, y Dalla Porte lo hizo en Moto3

No diga GP de Alemania, diga GP de Marc Márquez. Colosal. Insuperable. Indestructible. Si tuviésemos que poner sonido al circuito de Saschsenring sería el del motor de la Honda del español y después el himno de España. Si Marc está en pista, siempre acaba igual: el de Cervera liderando con autoridad, bandera de meta, sonrisa, brazos al aire, celebración, izada de bandera y champán. Al menos en los últimos 10 años, porque antes ya ni nos acordamos. Tal es su huella. Ahora, con perspectiva, uno puede hacer cuentas y solo ver la estela de este destructor de récords, que, a este paso, llegará un punto en el que forzará a medir la era MotoGP entre etapa pre Márquez y post Márquez.

Y eso que empezó con susto. Su moto quiso ponerle en alerta al amagar con irse de trazada, pero solo fue eso, un sobresalto. Al segundo Márquez reaccionó, tomó la primera curva, se metió en la cúpula y ya nunca dejó de estar en cabeza. Dominó con mano de hierro en Alemania. Una vez más. Esta vez fue en la cuarta vuelta cuando se distanció de los otros dos españoles que le mostraban su aspiración, Álex Rins y Maverick Viñales, que lucharon duro por seguirle. Marc, con la refriega detrás, logró distanciarse y acomodar esa renta hasta el final: cruzó la meta a 5.5 de Viñales, que fue segundo.


Por esa plaza sí hubo pelea entre las Yamahas, y dura. El barcelonés, que iba a gran ritmo y con buenas sensaciones, parecía capaz de finalizar en el segundo escalón del cajón, sin embargo cometió un error, se fue al suelo en la decimonovena vuelta y su carrera acabó, cediendo su plaza a un Viñales que va a más.

La alegría para los Márquez, además, es doble, ya que Álex también consiguió hacer bueno el privilegio de la primera posición en la salida y se impuso a Brad Binder, segundo. En Moto3 el dominador fue el italiano Dalla Porte, que impidió el pleno español superando a Ramírez y Canet, respectivamente.