Lewis Hamilton rinde a Schumacher y lanza un guiño tremendo a Ferrari

La victoria de Lewis Hamilton en el Gran Premio de Rusia vuelve a dejar las cosas como estaban hace un año y dos, es decir con el británico liderando el Mundial, agrandando su leyenda, pese al ruido que siempre hay a su alrededor, y con una seria advertencia para su único adversario esta temporada, Max Verstappen: va a por su octavo cetro y no va a parar hasta conseguirlo. Y tal es la determinación del inglés que incluso ha recogido los halagos de la familia Schumacher.

El de Mercedes ganó en Sochi y aunque aún el Campeonato sigue pendiendo de un hilo entre él y Mad Max hay una extraña sensación de que la presión le sienta mejor al siete veces campeón del mundo que al neerlandés, aunque el tiempo decidirá. Lo que ya nadie le va a quitar a Hamilton son ciertos récords, como el de alcanzar su victoria número 100 en el Gran Circo conseguido en el trazado ruso, y el reconocimiento correspondiente.

Y este último esta vez no viene de un cualquiera, sino del hermano de la otra leyenda que aún puede hacerle sombra, Michael Schumacher. Y es que el Ralf Schumacher se rindió en Rusia ante el empuje y la determinación del piloto de Mercedes. En su columna de opinión en Sky Sport Alemania certificó que para él es el piloto con más respuestas y más completo de la parrilla y que lo lleva demostrado desde hace tiempo.

Hamilton, ¿palo al ‘Cavallino Rampante’ o guiño?

No sabemos si Hamilton finalmente se quedará en solitario en la historia tras esta temporada, logrando los ocho cetros, pero lo que sí está claro es que pase lo que pase aún le quedará un hito por cumplir: correr con Ferrari. Y el inglés no lo elude: “es un sueño para todos, un objetivo a alcanzar”. A Hamilton le gustaría vestir el rojo pero, eso sí, dejando la perla de tal iniciativa a la firma italiana y ¿quizá un guiño?: “es bastante sorprendente que nunca haya pilotado para Ferrari después de tantos años”. Las palabras, vertidas en Sky Italia confirman que es una espina clavada para el campeón y a la vez una afrenta a su orgullo: “nunca ha sido realmente posible y nunca sabré exactamente por qué”, culminó.