Lewis Hamilton y Max Verstappen se enzarzan en la pelea final

El británico y el holandés no se aguantan

Las relaciones en el padock de la Fórmula 1 no son sencillas. No lo son desde hace mucho tiempo, pero últimamente se están haciendo más complicadas que antes. Y es que la presión que sienten los pilotos por conseguir buenos resultados se está multiplicando. Y esto solo tiene un culpable: Lewis Hamilton.

Cuando hay un ganador tan claro y un dominador en un deporte los demás compañeros, quieran o no, acaban cogiendo cierta manía al campeón. Pasa incluso también con los aficionados. El que gana siempre será idolatrado la primera vez, pero cuando lo hace con normalidad todos estarán deseando verle perder. Cuestión de envidias y de seres humanos. Hay cosas que no se pueden cambiar.

Y Lewis Hamilton se ha ganado muchos enemigos en la pista a base de victorias, adelantamientos y , también pasa, doblamientos a los más grandes.  Vettel por ejemplo ha quedado en una segunda línea desde hace años. Ya nadie habla de él como el campeón. Tal es la presión que supone no ganar que el alemán se ha planteado dejar la Fórmula 1 el año que viene.

Pero si ha tenido este año un rival que le ha puesto las cosas duras a Hamilton, ese ha sido Max Verstappen. El holandés, joven e irreverente, recuerdo mucho al británico en sus inicios. No respeta a nadie en la pista, y casi lo mismo ocurre fuera.

Capaz de poner nervioso a Ferrari con sus insinuaciones sobre el doping mecánico que la escudería italiana está haciendo, ha llevado también al límite al piloto británico. Tanto es así que tras el último enganchón verbal entre ambos en México han decidido firmar la paz el pasado fin de semana en Estados Unidos.

Una paz que ha sido aceptada por ambos y que Hamilton ha verbalizado. “Hablé con él y le dije que es un gran piloto. A partir de ahora resolveremos nuestras diferencias en privado. Me encanta poder competir con él”.

Asunto resuelto. Por el momento. EL campeón seguirá siendo el piloto a batir el año que viene. Mad Max va a por él. Sin piedad.