La infanta Sofía ha tenido que ser rescatada en Gales por la escolta de Casa Real en situaciones bochornosas
Cada vez que sale de noche, la infanta Sofía pierde la cabeza
A lo largo de estas últimas semanas, la Reina Letizia se ha visto obligada a viajar de urgencia hasta Gales para controlar la situación en la que se encuentra la infanta Sofía. La hija menor de los Reyes de España ha tenido que enfrentarse a un complicado mal de amores que la dejó muy tocada a nivel anímico. Una situación que, sumada a la falta de interés por parte de la infanta a la hora de estudiar ha hecho que haya mostrado un importante bajón académico.
Más allá de los problemas amorosos, la infanta Sofía también ha mostrado otras razones por las que sus padres estén seriamente preocupados por ella. Y es que, tal y como han revelado fuentes cercanas a Zarzuela, el equipo de escoltas encargados de velar por la seguridad de la hija menor de los Reyes de España ha advertido a Felipe VI y a Letizia del mal ritmo de vida que lleva Sofía.
Y es que, por lo que hemos podido saber, cada vez que sale de noche, la infanta Sofía necesita ser asistida por sus escoltas, los cuales ya se han acostumbrado a llevarse a la hija de los Reyes de España en unas circunstancias realmente bochornosas e impropias de un miembro de la Casa Real. Hecho que ha llegado a generar una importante preocupación en Felipe VI y Letizia, que no quieren que la infanta Sofía sea fotografiada y vista en mal estado.
Sofía no es capaz de controlarse cuando sale
La realidad es que cada vez que sale, la infanta Sofía acaba encontrando la forma de desmadrarse en exceso. A la hija menor de los Reyes le pierde la fiesta y cuando llegan altas horas de la madrugada, Sofía acaba llegando a unos niveles de excitación que la llevan a tener que ser retirada en circunstancias lamentables y preocupantes.
Así pues, tanto Felipe VI como Letizia están al corriente de las malas costumbres de la infanta Sofía, que en la fiesta de Gales se ha acostumbrado a perder el norte y a ser incapaz de controlarse y de acabar la noche en unas circunstancias mínimamente dignas.